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30 noviembre 2021 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic


El progresismo
"Racista, xenófobo, misógino, personas como tú no deberían existir, debería haber una ley para meterte preso" ¿Cuántas veces han escuchado a un espécimen así, completamente alterado, gritando estas cosas presa de angustia?  Yo lo he visto muchas veces, en persona y hasta de supuestos "líderes de opinión" o sea figuritas de la tele. Justo estuve chequeando en Youtube el "minuto de confianza" del periodista Matamala, que es una especie de niño símbolo progre, con todos sus complejos y manierismos.

¿De dónde salió todo esto? ¿De dónde vienen estos orates que repiten como un mantra las mismas palabras fetiche y las mismas frases hechas? Yo creo que es la evolución de la izquierda posmoderna, que después del fracaso de los socialismos reales y el masivo abandono de los trabajadores que antes decía representar, tuvo que buscar otras banderas.

La izquierda quedó con un grupito de millenials de hogares de clase media alta, acompañados por varios grupos de marginales: homosexuales militantes, travestis, feministas militantes, veganos y toda clase de bichos raros por el estilo.  ah, y el lumpen. Hay algo que une a todo este lote tan diverso, y es que se sienten con el derecho de tener todo lo que desean sin pagar ningún costo. Detestan todo esfuerzo o sacrificio porque están convencidos que la sociedad tiene el deber de garantizar sus derechos sociales. Es el baile de los que sobran, la izquierda -cada vez más- sobra

Si hay algo que une a un hijito de papá con un lumpen, con una activista del feminismo o lo que sea es esa rabia, impotencia que sienten al ver que no pueden tener todo lo que desean, gratis y sin sacrificios. Eso es lo que tienen todos estos en común. Es un engaño que les vendieron, la maldad con que les envenenaron el alma que viene desde el "estado de derechos sociales" de Atria y Bachelet, hasta los bonos IFE y el cuarto Retiro. Y todo esto es el resultado de casi ochenta años de hegemonía de la social democracia, que hoy ya está haciendo crisis.

Verdaderos y falsos consensos
Existen algunos consensos que son universalmente aceptados, por ejemplo todos piensan que el asesinato a mansalva debe ser castigado por la ley. Los propios asesinos, cuando le matan a su hijo o un ser querido son los primeros en correr a la ley para que los proteja. 

Muchas otras formas de violencia y abuso son consideradas inaceptables por todos, como el uso del terror para fines políticos. Hasta el terrorista más despiadado, cuando el estado lo enfrenta con una política para aterrorizarlos, usando sus mismas armas, salta y chilla indignado porque le vulneraron sus derechos humanos ¡él, que no tuvo ningún respeto por los derechos ni la vida de los demás, reclama furioso exigiendo que el estado le proteja sus derechos! Así es la naturaleza humana y no hay nada que hacer.

Los "crímenes inaceptables" han sido más o menos los mismos a lo largo de toda la historia, pero a partir del siglo XX, cuando aparecieron el fascismo y el comunismo, lo primero que hicieron fue agregar más crímenes inaceptables al repertorio, especialmente los delitos de opinión. Hasta el día de hoy los herederos de estos totalitarismos tratan, con dientes y muelas, de introducir a la fuerza, nuevos crímenes que pretenden ser "consensos de lo inaceptable".

Fascismo y nazismo prepararon el camino
En la Enciclopedia Italiana de 1932 titulada Doctrina del Fascismo , Mussolini habla del fascismo como un estado totalmente incluyente, fuera del mismo no puede existir ningún valor humano o espiritual. En ese sentido, cualquier rasgo de individualismo fuera de las directrices ideológicas del estado pasa a ser un crimen, en particular las opiniones que tratan de debilitar la ideología fascista.

Esto, que ya había sido planteado por Lenin y aplicado con dureza por Stalin en la Unión Soviética, es algo que la izquierda ha heredado y todavía trata de aplicar: es la creación de los falsos consensos. Todo esto volvió a aparecer, de manera muy suave, cuando la hegemonía socialdemócrata de posguerra impuso la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.

Al principio todo era muy inocente y de sentido común, como derecho a la vida, libertad, seguridad personal, de expresión, habeas corpus y cosas por el estilo, eran solamente 30 artículos con derechos lo suficientemente generales como para lograr consensos, así y todo algunos países expresaron reservas. Pero con el correr de los años vino la inflación de derechos de toda clase y los diferentes intereses políticos empezaron a agregar más y más.

Así, en 1966 apareció el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y desde entonces la cosa no ha parado. Los derechos humanos son potentes -al menos en teoría- en el sentido que pretenden ser universales, sobrepasando las soberanías nacionales, lo que permite a los países con mayor fuerza militar usarlos para imponer o intervenir sobre países más débiles.

La izquierda posmoderna  se ha tomado en todo el mundo para su provecho político, esta supuesta universalidad de los derechos y han definido una multitud de nuevos derechos, algunos absurdos y otros que bajo una apariencia de sentido común -como la no discriminación- se han convertido en herramientas políticas para la creación de los falsos consensos.

La bandera de las identidades
La trampa está en declarar los intereses particulares de un grupo o ideología como derechos universales, mediante interpretaciones y extensiones descabelladas. Por ejemplo con el pretexto de la inclusión aseguran cupos reservados para ciertas minorías, que obtienen poder y representación desproporcionada a su número. Eligiendo cuidadosamente estos grupos, han llegado a establecer vetos y dictaduras de las minorías bajo la excusa de paridad y cupos reservados.

Así es como se las han arreglado que cuatro gatos que no representan a nadie estén a cargo del proceso de redacción del proyecto de constitución, o que payasos como Flor Motuda y sociópatas como Jiles hayan llegado a ser parlamentarios.

No contentos con eso han establecido toda una batería de crímenes de pensamiento, pretendiendo penalizar , atacar y ofender a los que tienen opiniones que no coinciden con las suyas. Esto es exactamente lo mismo que establecieron Mussolini y Stalin en los años treinta, las "incitaciones al odio" de hoy son idénticas a los "crímenes contra la seguridad del estado" de la Italia fascista. Así la opinión, el pensamiento expresado públicamente ellos lo plantean como un crimen, cuando no conviene a sus intereses políticos.

La restauración
Pero toda acción tiene en si la semilla de su muerte, que es la reacción. La hegemonía de la social democracia ha durado demasiado y ya le está empezando a entrar agua al bote, al principio eran gotitas pero ahora el agua entra a chorros y el bote empieza a escorar. No es un asunto solo de Chile, sino algo que está pasando en todo el mundo.

Acá todos están preocupados por la elección que viene, yo les digo, quien gane la elección no significará nada, hay una tendencia mundial restauradora de los viejos valores. El progresismo y la social democracia se derrumban por el peso de sus propias contradicciones. que sea mañana, pasado o en unos años más da lo mismo, el espíritu de los tiempos muestra cómo se está dando vuelta la tortilla por todas partes. Pasará en Cuba, Corea del Norte, Venezuela y sobre todo en China, la corrección política que existe hoy es mucho más frágil de lo que se imaginan. Se viene el cambio y el día en que la tortilla se vuelva.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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