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Osvaldo Rivera Riffo
Presidente Fundación Voz Nacional


Nos hemos informado por distintos canales de comunicación, de las órdenes impartidas por el Presidente de la Republica al señor Ministro de Salud el cual da cuenta del estudio de un "pasaporte verde" para entregarlo a las personas vacunadas con las dos dosis para combatir la mentada pandemia viral y así lograr que todos los chilenos se vean obligados a inyectarse el famoso "suero" de las marcas farmoquímicas que el gobierno ha autorizado en concordancia con los dictados de la ONU a través de su brazo armado, la OMS

Como dichas medidas son atentatorias contra los derechos humanos, partiremos hablando filosóficamente y para ello me remitiré a Aristóteles y a Tomas de Aquino, en cuyos pensamientos se basan los principios de la defensa jurídica y moral de la libertad, para oponerse a toda consideración colectivista, esclavista o totalitaria que vulnera dichos  derechos tan manoseados políticamente y utilizados sin ninguna consideración moral o ética.

Planteada así la fundamentación tenemos que:

"La libertad aristotélica reconoce a la persona la capacidad para decidir libremente y de manera racional frente a una amplia gama de opciones previamente ofrecidas, incluso la facultad de actuar según la decisión que haya tomado. Si bien Aristóteles no contempló una definición concreta de libertad, lo cierto es que ofreció una idea básica de ella a través del politikon (animal político). En su obra clásica titulada "La política" planteó que el hombre es político por naturaleza y, por ende, debe ser libre, es decir no estar sometido a la potestad de alguien más, por lo que la persona sujeta a la esclavitud o cautiva no tiene esa naturaleza por estar impedido para participar en la vida social, mediante la expresión de sus propias ideas y decisiones. Aristóteles hace reflexionar sobre la condición mínima de libertad con la que debe contar toda persona para poder ser parte integrante de la sociedad"

Por otra parte, Santo Tomás de Aquino indica que "la libertad y concretamente la de la voluntad o capacidad de elegir es un presupuesto y punto clave de la ética, por eso le otorga protección en la ley eterna y en la providencia de Dios, por ello adquiere amplitud y se considera, en la vida y en la práctica, como el libre ejercicio de las motivaciones internas que suelen presentarse, tales como la expresión de los deseos y el dominio pleno de la voluntad individual para concluir y llevar a cabo las acciones que puedan surgir del ejercicio mismo de la libertad"

“En ese sentido, la libertad es considerada un don que se adquiere de forma divina y que realza su significado cuando se traduce en la facultad de elegir sin coacción si desea obrar o no. La libertad del hombre puede ser tan amplia que permite indistintamente la posibilidad de pensar, decidir y actuar sobre lo pensado, de poder expresar lo que se ha pensado, de actuar conforme a las propias convicciones pero teniendo en cuenta que su libertad no debe contravenir los principios de verdad y de justicia y, claro, respetando el o los derechos del prójimo" (Suma Teológica)

Esta inspiración filosófica está impresa en toda la literatura jurídica que resguarda el bien consagrado llamado libertad y el pleno ejercicio de ella está garantizado en toda la jurisprudencia constitucional de los países civilizados y democráticos. No existe posibilidad del ejercicio pleno de ella si no está amparada por la estructura del orden democrático de la sociedad.

Así las cosas, la idea de un “pasaporte verde” ha sido cuestionado internacionalmente no sólo por la Agrupación de Médicos por la Verdad y por la judicatura de algunos países como Francia y Bélgica, que lo han rechazado de plano ya que alcanza un nivel dictatorial de enorme gravedad obligando a un sector de la población que haciendo uso responsable de su legítimo derecho a su plena libertad, es discriminado restringiendo gravemente sus derechos por no poseer el consabido pasaporte verde.

El riesgo entonces de los pasaportes o carnet sanitarios es que a las personas para las que la vacunación no es aceptable, les sea inaccesible o imposible, se les deniegue el acceso de bienes o servicios esenciales o para cuestiones laborales. En otros términos, sin pinchazo no hay ningún derecho a la libertad individual y se les condena a vivir aislados de la sociedad.

Estos mecanismos coercitivos se han dado innumerables veces en la historia. Se han discriminado etnias completas por las más diversas razones. Ejemplos horrorosos hay a la vista, como es el caso de Albania en la guerra de Kosovo o el recuerdo del genocidio de Armenia durante la primera guerra mundial donde más de un millón y medio de armenios cristianos fueron muertos por no abrazar la hegemonía musulmana, o los horrores de los países totalitarios.

¿Qué diferencias hay entonces entre estas discriminaciones y la estrella en la solapa del pueblo judío en la Alemania nazi, también sometidos y llevados al genocidio por mentes afiebradas que les coartaron la libertad de creer en su verdad o en su fe.

Un carnet o salvoconducto conducirá irremediablemente a una cacería de brujas, independiente del servicio que preste la burocracia para impedir el ejercicio de la libertad de los que no desean vacunarse, simplemente porque no creen en su efectividad sanitaria o, porque están convencidos que obedece a un siniestro plan del gobierno mundial cuya hegemonía es el control global.

¡Parece que la esclavitud, disfrazada de colectivismo, viene de verdad!!!

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