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19 DE JUNIO DE 2021 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Un simpático brasileño “salido de la selva”, diría Alberto Fernández, ha mandado un video preguntándose cómo el mejor país de América Latina puede estar a punto de caer en el socialismo. Yo he explicado que eso lo hemos hecho otras veces y ahora estamos a punto de repetirlo. Cuando no hay una derecha jugada por la verdad y la libertad (y acá no la hay) se cae inevitablemente en el socialismo.

Cinco traiciones han mediado para ello. La primera la perpetró antes de 1990 Occidente en su conjunto, léase EE. UU. y Europa Occidental. Capturados por la propaganda del KGB, atentaron todo lo que pudieron contra Pinochet y hasta el Reino Unido cometió la canallada de secuestrar a éste, obedeciendo la orden de detención espuria del prevaricador juez socialista Baltasar Garzón. Ya antes, en el decisivo plebiscito de 1988, Occidente había volcado ingentes recursos (“Endowment for Democracy”) al financiamiento de la franja televisiva, diarios, radios y revistas de la campaña del No. Los EE. UU., que dejaron caer en el comunismo a Vietnam del Sur, derrocando al gobierno de derecha de Ngo Din Diem y presionaron al Shah de Irán hasta hacer triunfar al régimen de los ayatolas, se jugaron también contra el triunfo de la derecha en Chile y dieron vuelta el plebiscito a favor de la centroizquierda.

En 1989 la derecha, puesta a elegir entre Sebastián Piñera y Su Seguro Servidor como senador por la RM Oriente, prefirió al primero, con las luctuosas consecuencias de todos conocidas. Si bien en la RM Occidente Jaime Guzmán venció a Ricardo Lagos, luego los comunistas lo asesinaron y no pudo evitar aquellas penosas consecuencias, como lo habría hecho si hubiera seguido vivo.

Elegido Aylwin en 1989, perpetró una traición a poco andar, creando una comisión para juzgar ilegalmente a los militares que habían derrotado a la subversión de izquierda, dándole a la vez a ésta ingentes recursos y prebendas, a través del Informe Rettig. Escribió de paso a la Corte Suprema para que no se aplicara la amnistía ni se terminaran así los procesos contra militares. Presentó a éstos urbi et orbi, no como los salvadores del país que fueron, sino como “violadores de los DD. HH.”, olvidando que él mismo los había defendido públicamente en 1973 de esa acusación cuando estaban en pleno combate. YouTube registró para siempre esa duplicidad de Aylwin. La Concertación después nombró jueces de izquierda hasta que formaron mayoría y dejaron de aplicar las leyes para así poder condenar a todos los militares.

La Corte Suprema hoy confiesa implícitamente esa prevaricación generalizada, al anunciar que pedirá a la Convención Constitucional incorporar en la nueva constitución una norma declarando que los tratados internacionales aducidos para condenar a ex uniformados se aplican por sobre la legislación interna, con lo cual reconoce que bajo la actual Carta no es así y, por tanto, los centenares de sentencias que desconocen la amnistía, la prescripción, la cosa juzgada y otras leyes internas para poder condenar a exmilitares, son inconstitucionales y derivan en los más de 200 presos políticos exuniformados actuales.

La tercera traición la perpetró el entonces comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, al proclamar en “El Mercurio” de 10 de diciembre de 2004 que su institución era responsable de “todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado”. Cohonestó así las sentencias contra sus camaradas “caídos tras las líneas enemigas”. “¿Qué has hecho, Ejército, que ahora/ quienes ayer mandaste a luchar/ están muriendo en las sombras/ en que los dejaste encarcelar?” pregunta el poeta o poetisa anónimo(a). Responde un eco inmanente: “nada”.

La cuarta traición la perpetraron los principales partidos de derecha, Renovación Nacional primero y la UDI después, fundados bajo el gobierno militar y que le dieron sustento político a Pinochet, cuando suprimieron de sus respectivas Declaraciones de Principios el reconocimiento a la obra del gobierno presidido por aquél, en una actitud cobarde e imperdonable de pánico frente a las “funas”, críticas e insultos que recibían desde el comunismo y hasta la DC, la cual, a su turno, había traicionado décadas antes a los militares.

La quinta traición la perpetró Sebastián Piñera, tras haber prometido en 2009 a las fuerzas armadas y de orden en retiro que, si era elegido Presidente, se preocuparía de terminar con los prolongados procesos y de velar por que se les aplicara la prescripción, dentro de las facultades que tiene el Ejecutivo de velar por la conducta ministerial de los jueces. Lejos de eso, una vez conseguidos los votos de la familia militar y electo, Piñera triplicó el número de querellas contra ellos desde su Ministerio del Interior y hasta impulsó recursos para subir penas de primera instancia, cuando la parte querellante ya se había conformado con la que se había impuesto en carácter remitido y que podía cumplirse en libertad. He recordado esa situación porque a raíz de ella escribí un artículo crítico del respectivo fallo para la Revista del Colegio de Abogados, que me hizo objeto de censura previa y lo rechazó. Esto me llevó a publicarlo en este mismo blog, donde puede leerse desde el 27 de marzo de 2015.

Y la destrucción final del régimen que permitió a Chile ser el más próspero país de América Latina se consumó cuando Piñera rindió a la izquierda nuestra ley suprema y apoyó manifiestamente la opción “Apruebo", para derogarla en el plebiscito subsecuente, tal como la mayoría de sus ministros y hasta altos dirigentes políticos y empresariales de derecha. Y así de consuno junto a la DC, el socialismo y el comunismo destruyeron el fundamento jurídico del éxito de Chile.

Las consecuencias de tanta traición reiterada no terminan. Hoy se avecinan las primarias de Chile Vamos y participan en ellas ¡cuatro pre-candidatos que votaron por el "Apruebo", es decir, por la opción de la izquierda, en el reciente plebiscito! ¿No existe en la centroderecha nadie que se quede por lo menos a apagar la luz y cerrar la puerta por fuera, dado que todos se marchan al campo adversario? 

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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