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Gonzalo Ibáñez Santamaría


En reciente entrevista Carmen Frei, actualmente presidenta del partido demócrata cristiano, se queja de la campaña que contra ese partido ha emprendido el partido comunista y su abanderado Daniel Jadue: “Me dolió que en la reciente campaña (segunda vuelta de gobernadores) se nos tratara de vincular como participante o que propiciamos el golpe militar, porque la DC siempre ha rechazado todas las dictaduras sean de donde sean y siempre hemos rechazado la violencia”. Y, agrega refiriéndose a Jadue: “Él representa una línea muy extrema y hay gente que muchas veces no conoce la historia o no recuerda lo que pasó o se queda con simples eslóganes. A nuestro país le ha faltado mucho una enseñanza cívica de lo que sucedió...” (La Tercera, domingo 20 de junio 2021).

Con estas palabras. Carmen Frei expresa, de hecho, un temor que la embarga cada día más, esto es, que el marxismo pueda volver al poder. Pero, desde luego, no es capaz de reconocer la enorme responsabilidad que asistió a la DC liderada por Frei Montalva y Aylwin en el triunfo de Allende en 1970. Y menos quiere reconocer que, después, esa DC con esos líderes estuvo en la primera línea pidiendo a los militares su intervención. Desde luego, Patricio Aylwin fue uno de los redactores principales del Acuerdo de la Cámara de Diputados del 23 de agosto de 1973 en virtud del cual se pedía la intervención militar. Hasta el punto que, después que esta sucedió, los mismos Frei y Aylwin no pudieron sino salir a respaldar la legitimidad de que ella estaba revestida.

Ahora, Carmen Frei quiere que los comunistas reconozcan su responsabilidad en lo que sucedió entonces, pero para nada quiere acordarse de la historia que vincula de manera muy estrecha a la DC con esa acción militar. Y menos quiere mirar la historia reciente. Nadie puede extrañarse de lo que haga o no haga el partido comunista; sin embargo, Carmen Frei lo hace y se queja amargamente, pero no quiere reconocer cómo la DC ha sido la que le ha abierto de nuevo, en esta ocasión, las puertas al poder. El monumento a Allende frente a La Moneda, erigido con el apoyo entusiasta de Patricio Aylwin, es elocuente testimonio de esa complicidad.

La mal llamada Democracia Cristiana es una expresión muy nítida de la miseria moral en la que se debate buena parte de la política nacional. Deseosa de lucirse en la proclamación de ciertos principios que reflejan lo que es políticamente correcto, como el de abrir las puertas a todas las ideologías, aunque sean tan nefastas como el comunismo, se encoge atemorizada frente a la proximidad de sus consecuencias. Es lo que estamos viendo hoy día cuando el comunismo ha triunfado en la reciente elección de constituyentes y aparece ahora como un posible vencedor en la próxima elección presidencial. Al frente, la DC, entre otros partidos, dominada por el pavor.

Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm

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