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Gonzalo Ibáñez Santamaría


Como era de esperar, el Ministro de Defensa Baldo Prokurica se pronunció condenando el gravísimo atentado de que fue víctima el monumento al General Manuel Baquedano en la Plaza Italia de Santiago. En su cuenta de tweeter publicó:

“Condeno enérgicamente la afrenta a la estatua del general del @Ejercito_Chile, Manuel Baquedano. La violencia y la intolerancia no tienen espacio en una sociedad democrática, y deben ser condenadas y rechazadas con toda la fuerza".

“Con toda la fuerza”. . . Era, por cierto, lo que se esperaba que él dijera y que, a continuación, pusiera efectivamente toda la fuerza pública que de él depende para defender este monumento y para impedir nuevos atentados. Es lo que el país y ese monumento se merecen de una vez por todas. Sin embargo, ¿en qué se tradujo esa expresión? En que el ministro y su esposa concurrieron a los pies del monumento y depositaron a sus pies un ramo de flores. ¿Esa es toda la fuerza?

Si así fuera, proviniendo del ministro de Defensa, eso sería un chiste cruel. Francamente inaceptable. De él, por el contrario, esperamos que de verdad, haciendo honor a su declaración y a la dignidad de su cargo, disponga alrededor del monumento toda la fuerza necesaria para rechazar nuevos atentados. Si de eso no somos capaces como país, ¿Qué nos queda frente a eventuales agresiones provenientes del extranjero?

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