por Enrique Subercaseaux.
Director Fundación Voz Nacional
La cuarentena y la recesión postcrisis brindan una oportunidad para activar nuevos cursos de acción.
La actitud de la clase política durante la presenta pandemia ha sido lamentable. Los unos, criticando todo lo que el Gobierno hace. En circunstancias, de sentido común, que se esta navegando en aguas totalmente desconocidas. El hecho que la pandemia no tenga contornos visibles (como empezó, como se transmite y como se controla), muestra a las claras que las políticas para hacerle frente pueden ser múltiples y variadas. No hay una verdad sólida y única, porque los hechos no se conocen. Los otros acaparando cámaras y titulares, con la sola búsqueda de votos. Réditos políticos personales.
Existen variados casos de países exitosos (relativamente) que son muy disimiles entre ellos. Están los asiáticos con una realidad social y cultural que ha sido la determinante. En ellos, por ejemplo, diseminar información falsa o sediciosa de la pandemia esta prohibido por ley y sancionado fuertemente. De manera expedita. No se hable del rol de la prensa, a la cual se le exige ser responsable, solidaria y de altura. LA clase gobernante sabe que debe ser eficiente y responsable. Ellos han salido, en su globalidad, bastante bien parados de la pandemia (que aun no sabemos hasta cuando se prolongara), y cuyas economías ya comienzan a activarse.
Luego están los países europeos, en casos de negacionismo o incompetencia política (Inglaterra, España e Italia) y otros como Austria y los escandinavos. Todos con formulas distintas, y donde los contrastes de rendimiento han sido bastante grandes. El drama de España, principalmente, e Italia, han sido señeros en graficar lo que hace y lo que destruye el ideologismo y la incompetencia política.
En Estados Unidos, se ha enfrentado una tormenta perfecta. Por una parte, la Administración Trump comenzaba a desmantelar el “Deep state” que tanto daño ha hecho con sus tendencias de corrección política y progresismo solapado (ahora en esta campaña el progresismo se ha hecho mas evidente), y se superpuso la batalla contra la pandemia, que es mucho mas compleja en un Estado mucho mas grande y extenso como este. Hemos sido testigos de la batalla ideológica solapada que se ha sumado a la lucha. El ultimo episodio ha sido el “ObamaGate”. DE la salida que tenga EE.UU. de la pandemia, y su posterior crisis económica, depende el giro que tome la gobernanza en el mundo libre.
Ya iba siendo hora que se vencieran las barreras construidas por años por una burocracia internacional y una elite ideologizada: no solo el multilateralismo “escorado” (es decir, el que responde a grupos de presión y a ideologías mas que al “bien común”) cuyo ejemplo mas notorio, hoy, es la OMS. Y, también, la tiranía y la autocensura de las tendencias de lo “Políticamente” correcto. Que ha sido el gran autoinihibidor del desarrollo de políticas efectivas a lo largo y ancho del mundo.
En cuanto a Latinoamérica, tenemos de todo. Donde Chile es una verdadera excepción. Esto a pesar de una clase política incompetente y el “estallido del 18 octubre” que ha restado años a la evolución de nuestra sociedad. Mi única explicación es la Virgen del Carmen, Santa Patrona de Chile.
Al salir de la pandemia nos enfrentaremos a la crisis económica. Esta no solo se anuncia, sino que ya se hace sentir. Sobreendeudamiento, cesantía de sobre un 25%, quiebras por doquier, regresión en temas de inversión e innovación, etc. etc.
La ultima vez que Chile enfrento tamaña contracción fue a principios de los ochenta. Pero bajo el Gobierno del presidente Pinochet había un verdadero mando centralizado y una decisión ejecutiva que hoy, simplemente, no existe. Sera entonces doblemente difícil de salir adelante.
Entonces se tuvo el timón firme. Hoy no existe ese Capitán (General).
Aun existen voces que claman por una nueva Constitución, Plebiscito etc. Esta gente (que no es poca y que será muy difícil que cambien de opinión) son equivalentes al “Deep state” de los Estados Unidos. Difícil prueba lidiar con ellos.
LO que si me parece evidente es que la existente clase política no da ni el ancho ni el largo. Son parte del problema. Hay que sustituirla. Sera un proceso gradual. No hay atajos posibles. Debemos llegar a cada una de las elecciones lo mejor preparados y con un abanico plausible de candidatos. Lo más variados y preparados ya que no sabemos cómo votara la sociedad.
No hay que desesperar. En estas épocas de estrecheces económicas, montar las campañas no es sencillo. Pero se ha ido formando una cantera nada despreciable de nuevos rostros que están perfectamente habilitados para ejercer en la política.
Los nuevos partidos políticos, en particular el Partido Republicano, tendrán la oportunidad de canalizar estos nuevos liderazgos. De su éxito en este cometido, dependerá el éxito del partido mismo.
Entendamos, de una vez, que no hay estudios que garanticen ser un buen político. Es una formación multidisciplinaria la que hace falta. Con ello quiero decir que nadie puede ostentar el monopolio de las candidaturas. Y es donde los partidos políticos, el abanico completo, fallaron miserablemente.
Tenemos ya un buen conjunto de youtubers y articulistas, nuevas caras todas, que han ido dejando testimonio, opiniones, enseñanzas, en forma periódica y sostenida. De entre ellos, que son caras que empiezan a ser mas o menos conocidas, mas o menos populares, es que deben surgir los nuevos nombres, los nuevos candidatos. Algunos, cuando no todos. Evidentemente ello no excluye otros que pueden emerger. Pero la tarea debe acometerse con decisión y con responsabilidad. El momento es ahora. El mensaje debe refinarse. El contra discurso debe adquirir un relieve aún mayor.
Baste considerar, por ejemplo, que Libertad y Desarrollo (me reservo los nombres) esta trabajando en un proyecto de nueva constitución, basado en un proyecto que presento Bachelet días antes de abandonar la Primera Magistratura. ¿Qué se puede esperar que salga de esto? ¿Con los mismos actores políticos que han estado en la escena por décadas? Alguna novedad: imposible. Alguna solución: poco probable. Solo giros sucesivos a la tuerca que aprisiona aún más a la sociedad.
Otro ejemplo: la derecha que esta colaborando activamente en el desmantelamiento del Tribunal Constitucional, que es una de las pocas garantías que tiene Chile en el ámbito legislativo.
Me parece una situación Kafkiana. La política en Chile se viene jugando en un tablero equivocado. Hay que cambiar el tablero, y hay que cambiar las fichas.
Insistir en lo mismo, las mismas ideas, las mismas gimnasias semánticas, las mismas caras, no hará que varíen los resultados.
En circunstancias que Chile, después de la pandemia y después de su recesión si habrán cambiado.
Nuevos líderes y nuevas voces.
Aquellos que entiendan que la verdadera batalla es entre la verdad y la mentira (el episodio Giorgio Jackson nos lo confirma) y todo otro señuelo, toda otra consideración, toda otra propuesta, no hará sino dilatar una crisis de proporciones aún mayores.
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