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Cristián Labbé Galilea


Parroquiano con quien hablo me confiesa, “estoy en ´modo pausa´, no leo diarios, ni veo noticias, menos estoy disponible para politiquear; ha sido un año lleno de elecciones, tensiones, polarizaciones y otras …iones, creo merecerme un periodo sabático”. Como mi reacción no es la de un convencido agregan: “Estamos en Chile... en este tiempo no pasa nada, el verano es el verano”. Busco argumentos para aclarar que hay una gran diferencia entre tomarse un descanso y en el evadirse. ¡Quedan… Touché!

Que el sabático es legítimo… es legítimo, pero que en el país no pasa nada, no es cierto, políticamente están pasando muchas cosas, por lo que hacerse el sordo, el ciego o el mudo puede resultar muy caro. Recuerdo, a mis sabatistas contertulios la vieja señalética ferroviaria que en todo cruce de líneas advertía “Pare, Mire, Escuche” y que quienes la ignoraron… terminaron arrollados por el “Chemin de Fer”.

En política, como en todo, cuando “se ha corrido mucho” es sano detenerse y analizar los acontecimientos desde una perspectiva integral, razonable y, en lo posible, lejos de las pasiones y las “altas temperaturas” propias de cualquier elección, más aún cuando han primado la radicalización, la polarización y la intolerancia…

Evaluar correctamente el momento, cuando el “cambio de línea” es inminente, debe ayudarnos a definir el rumbo a seguir en la defensa de los principios y valores de la Sociedad Libre.

Cerrar los ojos no ha sido siempre una buena recomendación, excepto para soñar, pero cuando, como es nuestro caso, todo aparece nebuloso, la sugerencia es abrirlos bien.

Estos no son momentos para divagaciones oníricas, es el tiempo del realismo, la contingencia esta compleja y su proyección incierta… debemos visualizar la inminencia para no ser sorprendidos por una falsa moderación que disimula en sus ambigüedades la decisión de llevar adelante una revolución izquierdista radical.

Son muchas las voces de las nuevas autoridades, anunciándonos indirectamente que toda esta mesura, esta prudencia y las garantías de transformaciones progresivas no son más que tácticas para encubrir las verdaderas intenciones. Mis ilustrados parroquianos no habrán olvidado la entrevista que Régis Debray le hizo a Allende recién asumida la UP (1970) donde Allende reconoce que el “Estatuto de Garantías Constitucionales” fue una táctica para dar tranquilidad al país: “…no cambiamos ni una coma del programa. En ese momento lo importante era tomar el gobierno” (sic).

Compleja situación la que atraviesa nuestro país, estamos “sin maquinista” y el que viene tiene intenciones de realizar cambios radicales; en su equipo sobran “los fogoneros” que le están poniendo presión a la caldera política y lo peor es que “los pasajeros” están en “modo vacaciones” mientras los políticos del sector que debieran estar preocupados del “cambio de línea” están agarrados entre ellos y no dan muestras de querer seguir la recomendación ferroviaria de “Parar, Mirar y Escuchar”, por lo que me temo que este tren, que alguna vez fue un referente a nivel mundial, lo más probable es que termine descarrilado.

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