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Publicado en El Mercurio el 31.07.2020 

 

 

 

 

 

Por Axel Kaiser


Señor Director:

Un lector critica mi última columna por poner a Nueva Zelandia como un referente, señalando que ese país está lejos de un modelo “neoliberal”, dado su potente sector público liderado hoy por la izquierda.

El lector comete varios errores. En primer lugar, Nueva Zelandia cuenta con una coalición liderada por el laborismo, pero que incluye al partido de derecha de New Zealand First. De otro lado, para el gasto total en educación las fuentes privadas alcanzan un 17%, contra un promedio de 10% en la OCDE. En educación terciaria, la mitad de todo el gasto (49%) es privado, la mayor parte financiado por familias, aunque existen becas, créditos y otros subsidios. En cuanto a la salud, cerca del 20% del gasto total en ellas es privado y existen múltiples alternativas de seguros y clínicas privadas.


Si queremos tener beneficios públicos neozelandeses debemos tener niveles de libertad económica, ingresos, productividad, corrupción y eficiencia del gasto estatal como los neozelandeses.


Y si de “neoliberalismo” se trata, Nueva Zelandia se encuentra en el puesto 3 entre los países con más libertad económica del mundo, mientras Chile se ubica en el puesto 13 (Fraser, 2019). En el ranking de Transparencia Internacional 2019, en tanto Nueva Zelandia figura como el país menos corrupto del mundo, mientras Chile solo consigue el puesto 26. De acuerdo al World Economic Forum (2017-2018), Nueva Zelandia es el octavo país con el gasto público más eficiente, mientras Chile se ubica en el puesto 80. Además, el ingreso per cápita en el lejano país es de casi US$ 42 mil contra US$ 16 mil en Chile (Banco Mundial, 2018) y la productividad laboral es de 43,2 dólares por hora contra 27,6 dólares en Chile (OCDE,2017)

Finalmente, en la década de 1980 y 1990 Nueva Zelandia introdujo masivas reformas de libre mercado terminando con décadas de intervencionismo estatal que habían llevado al país a un deterioro dramático de sus niveles de empleo, deuda pública e inversión. De ahí su éxito actual. Este trabajo en el que muchos en Chile no quieren hacer —o buscan deshacer—, bajo el engaño de que la población vivirá mejor con solo redistribuir riqueza e incrementar el Estado. Si queremos tener beneficios públicos neozelandeses debemos tener niveles de libertad económica, ingresos, productividad, corrupción y eficiencia del gasto estatal como los neozelandeses. Lo demás es populismo.

 Fuente: https://fppchile.org/es/blog/nueva-zelandia-como-referente/

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