03 SEPT 2019
Álvaro Pezoa
Ingeniero Comercial y Doctor en Filosofía
Un reportaje dominical sobre los dineros de José Antonio Kast (JAK), publicado en este mismo medio, dio origen a un apresurado y “audaz” comentario por parte de la presidenta de la UDI y a las respuestas del propio afectado ante ambas comunicaciones. Durante los dos días posteriores la noticia ha seguido en desarrollo, incluyendo, entre otros hitos destacables, aclaraciones y rectificaciones por parte de Kast y las prudentes palabras del presidente de RN.
¿Qué se puede concluir, hasta ahora, de estos noticiosos hechos?
Primero, que JAK es noticia: interesa a los medios, hasta el punto de llevarlos a hurgar nuevamente en sus finanzas; preocupa sobremanera a los partidos de la coalición gobernante, haciendo que la mandamás antes mencionada quedase expuesta públicamente por una oportunista asociación de la información aparecida en La Tercera con la catastrófica situación vivida por Golborne años atrás; es, en fin, tema de conversación entre muchos ciudadanos; y las redes sociales han apoyado masivamente sus tuits al respecto.
Segundo, que JAK anda en la verdad, pues nada realmente importante ni negativo ha sido descubierto por el trabajo periodístico dado a conocer. Más todavía, como siempre, el líder del Partido Republicano (en formación) se ha mostrado llano a asistir a los medios de comunicación que lo han invitado para responder abiertamente todas las preguntas que le quieran formular, ha reconocido errores menores en sus declaraciones y se ha disculpado con La Tercera en aquello que le pareció una sobrerreacción suya. Si alguien ha pretendido debilitar a JAK en uno de sus flancos más fuertes -decir la verdad y actuar con rectitud- no ha hecho más que darle una oportunidad para reforzarlo frente a la opinión pública.
Tercero, que el celo por transparencia ha ido aumentando en la sociedad chilena y los medios lo han comprendido. Bienvenida esta nueva tendencia. Únicamente cabe esperar ahora que, siendo genuina, se aplique con igual rigor para todos, especialmente con quienes poseen aspiraciones presidenciales y ocupan altas magistraturas o posiciones dirigentes.
Cuarto, que lamentablemente hay líderes políticos que recurren al aprovechamiento pequeño de ocasiones para intentar dañar a quienes identifican como sus adversarios. Obran mal, dan pésimo ejemplo y colaboran a ensuciar más la ya deteriorada calidad de la política nacional. Es de esperar que la prensa también se comience a ocupar seriamente de poner en evidencia a quienes, de esta forma, degradan la tan imprescindible actividad pública.
Quinto, se quiera o no, la competencia presidencial en Chile ya se ha desatado. El despliegue que ha tenido este episodio no hace más que confirmarlo.
Por último, y posiblemente lo más relevante, la repercusión mostrada por el mismo parece anticipar que se encontraría próxima la hora de JAK.
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