martes, 26 de marzo de 2019

 

 

Tomas Bradanovic
Ingeniero de ejecución electrónico, MBA

 

Las analogías políticas entre Chile y España son impresionantes. Ambos países tuvimos un intento revolucionario de izquierda, la República Española y la Unidad Popular, y en ambos fueron echados a patadas por los militares. Es cierto que en España hubo una guerra civil y en Chile el golpe fue casi incruento, pero las semejanzas entre los gobiernos del generalísimo Francisco Franco y el capitán general Augusto Pinochet también son notables.

Algún día un historiador de verdad hará un estudio de las influencias de la política española en Chile, claro que esa es una tarea que está muy lejos del alcance de los actuales sociólogos, que se hacen pasar por historiadores, esos tendrán que morirse y desacreditarse como les corresponde antes que aparezca la nueva generación con la capacidad intelectual necesaria. para escribir de esas cosas.

Entre las muchas similitudes entre Franco y Pinochet está la visión hacia la Religión Católica, -obviamente su sector más conservador- como barrera de contención contra el ataque de la izquierda a los valores tradicionales. También el manejo de la economía tuvo similitudes aunque en Chile fue bastante más exitoso. Si España hubiese tenido 10 años de crecimiento al 7% hoy sería potencia en Europa. La cosa es que, en general, Franco y Pinochet tuvieron muchas afinidades y similitudes.

Pero la cosa no termina allí. Cuando muere Franco, después de una rápida transición aparece con mucha fuerza el Partido Socialista Obrero Español, PSOE, que usando el soft-power de manera agresiva pero indolora, se apropió del poder político y económico en España. La influencia ha sido tan fuerte que muchos líderes políticos españoles ha tenido su mini-me en Chile y el caso más notable es obviamente Felipe González y su mini-me Ricardo Lagos.

El PSOE tuvo su auge, esplendor y caída, de igual manera que su homólogo chileno, la Concertación de Partidos por la Democracia. Ambos se inspiraron en el mismo marketing de "socialismo inofensivo" que no iba a arruinar esta vez la economía, como lo ha hecho siempre, sino apenas sacar un pellizco a los ricos para implementar el estado total de bienestar.

Ese era el "crecimiento con equidad" de Lagos quien, junto con Felipe Gonzales, fueron adorado por los ricos y los empresarios, porque les permitían ganar mucho con contratos del estado y además se fueron apropiando del capital y directorios de las empresas estatales que habían sido privatizadas. Los progresistas convertidos en empresarios y millonarios gracias a su militancia política se corrompieron rápidamente, lo mismo en España que en Chile, una sucesión de escándalos fue minando su popularidad que los mantuvo en el poder por casi dos décadas, hasta que finalmente pierden el poder en manos de la derecha política.

En España la derecha política se llama Partido Popular, en Chile ha tenido varios nombres pero se agrupa principalmente en torno a los partidos Renovación Nacional, RN y Unión Demócrata Independiente, UDI. Tanto en España como en Chile las coaliciones de la derecha política resultaron un fracaso por tibios, impotentes y a veces igual de corruptos, en realidad la sequía intelectual y de integridad resultó transversal a la izquierda y la derecha tradicionales, ambos sectores políticos terminaron siendo prácticamente lo mismo, en España y en Chile.

Luego de las décadas de auge de la izquierda progresista, llegó lo de siempre, deterioro de la economía, seguidilla de escándalos y decepción de los electores, cuando se dieron cuenta que ni crecimiento ni equidad vendrías como les prometieron, peor fue el desencanto con la derecha política tradicional, que resultó ser la misma basura, pero a un paso algo más lento. Entonces aparecieron la nueva izquierda y la nueva derecha.

La izquierda como siempre a partir de revueltas estudiantiles, esta vez bien financiadas por misteriosas organizaciones no gubernamentales. Bueno, ni tan misteriosas, porque la Open Society Foundation del señor Soros y otras por el estilo vienen provocando agitación social desde hace años, así es como apareció la Revolución Pingüina en Chile, las protestas universitarias. Por esa misma época (2011-201) las protestas del "15 M" agitan las calles de España. Resultado: líderes carismáticos a ambos lados del charco, casi simultáneamente aparecen Iglesias, Monedero en España y Boric, Jackson en Chile. Muchos se quedan en el camino pero otros llegan al parlamento, incluso con votaciones ridículas ya que han amañado el sistema electoral a su conveniencia.

Todo esto despierta a una masa anónima que solo querían vivir en paz, pero ven esa paz amenazada por los críos cada vez más insolentes de la izquierda, Mucha gente de orden se horroriza con la idea que esos idiotas puedan tener algún poder efectivo y comienzan a participar activamente en política. Así es como aparece Vox en España, en torno a Santiago Abascal y Acción Republicana en chile en torno a José Antonio Kast. Siendo partidos inexistentes, han tenido gran crecimiento a partir de cero y parece que su potencial electoral, tanto en España como en Chile, podría crecer mucho más en poco tiempo. Tienen el impulso que ya perdieron los partidos tradicionales.

La situación en Chile y España es totalmente análoga. En ambos países se vienen elecciones donde los partidos de izquierda y derecha tradicionales enfrentan una desafección enorme. La nueva izquierda, tanto en Chile como en España están en una gran crisis, porque sus líderes mostraron ser tan sinvergüenzas y mucho más incompetentes que la izquierda que llegaron a reemplazar, están divididos en quiebre internos done uos a otros se culpan del fracaso, pero seguramente hasta ellos mismos se dieron cuenta que están a años luz de ser capaces de gobernar.

La nueva derecha tiene la ventaja -en ambos países- que todavía no se ha desempeñado políticamente, todo en ella son ofertas y esperanzas, ambas tienen líderes muy capaces y existe una especie de inercia histórica que los empuja: en muchos países del mundo líderes de derecha no tradicional, salidos de la nada, han ganado el gobierno. El caso más típico es Bolsonaro, parlamentario por 20 años que nadie se hubiese imaginado de presidente del Brasil: y allí está.

La nueva derecha en España y Chile solo pueden crecer, ya que están partiendo de cero. De manera inexplicable José Antonio Kast todavía no empieza a formar un partido político (Vox se constituyó como partido en 2013), in partido político Acción Republicana no tiene -a i modo de ver- ningún futuro y se va a farrear un momento histórico irrepetible, no importa cuántos adherentes consiga juntar no será nada en términos políticos mientras no se constituya en partido y compita en elecciones.

Vox en España y Acción Republicana en Chile tienen sus rivales no en la izquierda ni en la nueva izquierda, sino en la derecha tradicional. En las elecciones presidenciales Piñera sacó 36% en primer vuelta, ese es sin ninguna duda el techo de su votación, sin embargo en segunda vuelta salió electo con casi 55%. Ese 19% diferencia de votos, es el 8% que votó por Kast y casi un 11% que no votaron en primera vuelta y se asustaron con la posibilidad de un nuevo gobierno de izquierda en Chile.

La derecha tradicional apuesta a que ese miedo a "Chilezuela" les seguirá dando los votos de la nueva derecha a sus candidatos en las elecciones que vienen. A eso apostó a fines del primer gobierno de Piñera, con Evelyn Matthei quien perdió estrepitosamente, yo tengo confianza que si vuelven a hacer la misma apuesta en la próxima elección, volverán a perder: a iguales causas, iguales efectos. Para m el peor escenario es que gane algún candidato de la derecha tradicional, antes que eso prefiero a cualquiera de la izquierda, incluso a Bachelet de nuevo.

Supongo que, como están las cosas y con todo el empeño que está poniendo Kast, la nueva derecha debe tener en estos momentos como piso el 19% de los votos que hizo la diferencia entre 1ª y 2ª vuelta, le falta conseguir un 21% más y con eso ganaría con holgura las próximas presidenciales a cualquier candidato de la derecha tradicional, donde no hay ni una figura que le haga el peso a Kast.

Ese 21% que le falta a Kast debe salir de desilusionados de la derecha tradicional y de gente que todavía no participa en política, especialmente de los más jóvenes que nunca han votado. Con ellos Kast tiene el lastre de su conservadurismo valórico: si hace cuestión de principio con asuntos como drogas y aborto "desde el momento de la concepción", no tendrá el voto joven ni posibilidades de crecer lo que necesita. Si es vivo, tenderá a no hacer mucho alarde de la "agenda valórica", porque esos votos ya los tiene seguros. No hace falta que reniegue de nada, pero no debiera abusar de la ostentación.

En España el dilema de la nueva derecha es más o menos el mismo: les faltan muchos votos que tendrán que salir de gente desilusionada de la derecha tradicional (Partido Popular) y de gente que hasta ahora ha sido indiferente a la política.

Mientras más lo pienso más asombroso veo el paralelo histórico y político entre Chile y España, estamos en una muy curiosa sincronía social y política, casi al mismo tiempo pasan las mismas cosas en ambos países.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/2019/03/chile-y-espana.html

 

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