6 abril, 2024 

 

 

 

 

 

por Pilar Molina


El Gobierno sólo tiene tiempo y fuerzas para lo básico. Para nada extraordinario. Los grandes frutos los proveerá la iniciativa privada si le devuelve la confianza para emprender.


Chile revienta de problemas por todos lados. El principal, sin duda, es el de la inseguridad, que hostiga a las personas y contribuye a crear un pésimo clima de negocios. A pesar de ello, el Gobierno insiste en que podemos tener impuestos mucho más altos que el promedio de los países desarrollados, tanto las empresas como las personas.

A esto se agrega que esta administración de ultra izquierda tiene un terrible problema de ubicación. Si existiera un Waze político, tendrían que levantarse y acostarse con la aplicación el Presidente y todos los miembros del comité político y también los ministros técnicos. Quizás así no estarían insistiendo en reventar el sistema privado de salud, cuando la atención pública sólo ofrece listas de espera y, para remate, en crecimiento. O dejarían de imponer una política tardía para aprovechar el litio que, lo más probable, se lo pierda el país, en beneficio de un par de empresas estatales en dificultades, como son Codelco y Enami.

El oficialismo requiere urgente terapia. Pero terapia de shock, para asumir que sus ideas refundacionales sufrieron un portazo ciudadano en el plebiscito de septiembre de 2022 y que se convirtió en un gobierno de minoría en ambas Cámaras del Congreso. Si no tiene la mayoría para aprobar sus promesas derrotadas, como eliminar las isapres y las AFP, ¿a título de qué insiste majaderamente?  Y lo más importante, ¿a cambio de qué? 

A mitad de su período debiera dejar de malgastar el poder y ocuparse de lo que aqueja a los chilenos: la delincuencia, el bolsillo y que los escolares no tengan donde estudiar.  Niños sin clases por problemas de carencia de infraestructura mínima o como consecuencia de la centralización del sistema de educación pública es un asunto que requiere acción hoy. Pero las autoridades prefirieron tomarse las vacaciones completas antes de subsanar los baños de Atacama y creyeron que con crear una aplicación de “anótate en la lista” iban a aparecer cupos para todos los escolares sin necesidad de gestionarlos. Si le pusieron un tapón a la expansión de la educación particular subvencionada, la que buscaron hacer desaparecer en aras de la estatal, que respondan, pero hoy, no en la próxima admisión escolar en un año más.

¿Alguien podría indicar con los dedos de una mano en qué avanzamos desde que asumió Gabriel Boric y compañía?  Si en verdad quiere dejar un legado será mejor que se aboque a ordenar la casa con lo que hay: 

  1. Dar una salida a los afiliados a isapresque no sea “recibirlos con los brazos abiertos en el Fonasa”, porque eso sería darles un abrazo del oso que alcanzaría también a los usuarios del sistema estatal.
  2. Aumentar la cotización en 3 puntos porcentuales a las AFPpara mejorar el ahorro y las pensiones, porque ese es el único denominador común para avanzar.
  3. Hacer una contra reforma en materia de educación que reponga la opción de los colegios particulares subvencionados que dejaron de crearse por el intento de la izquierda de eliminar la principal preferencia de los padres.  
  4. Congelar los traspasos de los colegios municipales a los SLEP mientras no se apruebe corregir las fallas en la base de este sistema centralizado que le mutila a las escuelas su autonomía y la capacidad de respuesta.
  5. Dejarse de hablar de “Más Narbona y menos Craig” y de echarle la culpa a los empresariospor no “pagar más, poh”, creando el Presidente y sus ministros un clima de negocios que traiga de vuelta las platas e impulse el emprendimiento empresarial que todavía apuesta por Chile.
  6. Potenciar y respaldar a las policías sin estúpidas y zigzagueantes doctrinas de la responsabilidad penal cuando es una política y exonerar a los uniformados presos o enjuiciados en el cumplimiento de su deber tras el estallido de 2019, con las mismas justificaciones con que Boric indultó a los civiles condenados por delitos: que se trató de “un proceso tremendamente complejo” y que “no son delincuentes”.
  7. Buscar el legado con la reforma más importante de todas para devolver a Chile la gobernabilidad: la del sistema electoral que le imprimió un carácter tribal al Congreso y aumentó la representatividad (como no, con diputados de 22 partidos), pero alejó a las personas de sus parlamentarios forzando distritos más grandes. 

El Gobierno sólo tiene tiempo y fuerzas para ordenar lo básico. Para nada extraordinario. Los grandes frutos los proveerá la iniciativa privada si le devuelve la confianza para emprender.

Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/ordenar-el-gallinero/

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