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05/08/2023 

 

 

 

 

 

 

Por Andrés Montero


En estos días, somos testigos de un homenaje público del Presidente Boric, a Jacques Chonchol, uno de los dos más siniestros responsables de la ejecución de la maldita Ley de Reforma Agraria, el otro fue Rafael Moreno.

Chonchol fue militante demócratacristiano en sus primeros años, para después formar parte del MAPU. Fue vicepresidente de INDAP y bajo Allende, ministro de Agricultura. Moreno, por su parte, fue vicepresidente ejecutivo de la CORA y más tarde senador por O’Higgins y Colchagua y embajador en el Reino Unido.

En medios de prensa, han salido a la palestra el excanciller Ignacio Walker, descendientes de agricultores víctimas del proceso y, con evidente sesgo, el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura. Los hechos son claros e indesmentibles, no existiendo espacio para medias tintas. El proceso de reforma agraria se inició bajo el gobierno de Jorge Alessandri, por presiones de los Estados Unidos, a través de la Alianza para el Progreso. En efecto, Chile había sufrido los daños del terremoto de 1960, se requerían recursos y se le condicionó el apoyo financiero, a la implementación de una reforma agraria, usando a Chile como “conejillo de indias”. No había hasta esa fecha, experiencias exitosas de procesos similares en algún lugar del mundo. Estados Unidos, preocupado por la situación cubana, tenía temores que movimientos guerrilleros se expandieran por la región -cuestión que sucedió más tarde. Se pretendía reducir riesgos de estallidos sociales.

Bajo Alessandri, se produjeron algunos traspasos de predios de propiedad de la Iglesia Católica, algunos de los cuales estaban mal trabajados y habían sido recibidos como herencias dejadas por fieles católicos en sus testamentos. Tras asumir el poder Eduardo Frei Montalva y con una fuerte presión de un sector de izquierda más dura dentro de la DC, se modifica la Ley de Reforma Agraria original y con la conducción de Patricio Aylwin se logra aprobar en el Congreso Nacional una ley que pretendía expropiar predios mal trabajados e indemnizar a sus legítimos dueños.

Los hechos fueron muy distintos al plan original. Debemos recordar que la derecha apoyó a Frei Montalva el 64, por lo que muchos agricultores estaban de acuerdo con una reforma agraria moderada y dentro de la ley. Bajo Frei Montalva se politizó la ejecución del plan, bajo la conducción de Rafael Moreno y de Jacques Chonchol. Como lo indica el libro La Reforma Agraria en Chile, de los autores Alberto Valdés y William Foster, “la redistribución de la tierra a pequeños agricultores resolvería los problemas de ineficiencia, promovería la equidad y reduciría la pobreza”. No obstante, este objetivo “no se logró ni durante la presidencia de Eduardo Frei Montalva, ni en el período siguiente, en el que gobernó Salvador Allende”.

La tierra se transfirió a “asentamientos”, los cuales tenían propiedad colectiva y serían temporales. Bajo Frei se expropiaron predios, dejando una reserva y la casa-habitación a los legítimos dueños, aunque las tasaciones siempre fueron injustas y los medios de pago sin reajustes ni intereses. Podemos afirmar que bajo Frei, se robó de manera encubierta el patrimonio de los agricultores. Con la llegada de la Unidad Popular al poder, y con Chonchol de ministro de Agricultura, el robo pasó de encubierto a descarado, usurpándose la propiedad de las reservas y las casas de los dueños.

Muchos predios fueron tomados por la fuerza y se incorporaron trabajadores de otros lugares, dado que los trabajadores de los predios expropiados muchas veces eran defensores de “su patrón”. A fines de 1964, Rafael Moreno declaró que 100 mil chilenos serían convertidos en nuevos propietarios.

Tras la aprobación de la Ley 16.640, y como se indica en Historia de Chile de Alejandro San Francisco, se estableció “que los predios afectos a expropiación serían los que se encontraban abandonados, mal explotados o superaran las 80 hás. de riego básico, con el objeto de cumplir una función social, razón por la cual se declararían de utilidad pública”. Bajo Alessandri se expropiaron 1,36 millones de hás., bajo Frei 4,1 millones de hás. y bajo Allende 5,8 millones de hás.

Por años se intentó vender la idea de que la agricultura pre-reforma agraria en Chile había sido ineficiente, en circunstancias que ésta debió soportar impuestos “implícitos” de aproximadamente 30%, en una época que se privilegió a la industria con políticas de sustitución de importaciones, control de precios y del tipo de cambio. Otro error garrafal fue escoger a los asentamientos colectivos como modelo de producción y propiedad. Si le sumamos ausencia de financiamiento y poca preparación de los campesinos para asumir roles directivos, el resultado fue fatal, con Frei y con Allende.

Chonchol, homenajeado por el Presidente Boric, planteaba que la reforma agraria debía ser masiva, rápida y drástica. El campo chileno fue infiltrado por activistas que visitaban los campos sembrando el odio y generando conflictos intra prediales. Gracias al gobierno militar, los antiguos propietarios pudieron recuperar parcialmente sus predios, dando paso a la contra reforma agraria, punto de partida para la reconstrucción de la agricultura chilena y su orientación a mercados externos.

Resulta paradojal, que quienes promovieron la destrucción de la agricultura y quienes defienden la reforma agraria, sostengan que Chile se transformó en potencia agroalimentaria como resultado de esa ley maldita. Chonchol y Moreno, pasarán a la historia como un par de burócratas ideologizados que dañaron severamente el campo chileno y su tejido social, con consecuencias que se multiplicaron a otros sectores de la economía. Gracias a Dios, las buenas relaciones, entre agricultores y trabajadores agrícolas han retornado a la fraternidad que las caracterizó en el pasado. Reforma agraria: nunca más.   

Fuente: https://ellibero.cl/tribuna/reforma-agraria-una-ley-maldita/

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