9 julio, 2023 

 

 

 

 

 

 

Marcela Cubillos


 “¡No más abusos!”, “¡No más privilegios!”… consignas que enarbolaban dirigentes de izquierda con gritos e incluso algunos promoviendo la violencia. “Cómo quieren que no lo quememos todo”, señalaba la diputada Catalina Pérez (RD), mostrándose muy molesta por las desigualdades en Chile. Pero en su tiempo libre diseñaban fundaciones con giro “flexible” que les permitiera apropiarse de los recursos del Estado cuando llegaran al poder y se instalaran en los ministerios clave.

Así es: que nadie lucre excepto ellos. Pero no con recursos propios o con exitosos emprendimientos, que sería muy loable, sino que con recursos destinados a los chilenos que viven en la pobreza, los que no tienen vivienda, los que la perdieron por temporales o incendios. Se llenan la boca con discursos sobre el derecho a vivienda digna, pero es precisamente el Minvu uno de los ministerios que decidieron tomar por asalto.

El Gobierno pasó de la grandilocuente frase “caiga quien caiga” a que no caiga nadie. Al menos nadie que pueda romper el débil equilibrio político de la coalición oficialista. Lo esencial es que si cae Giorgio Jackson, lo haga también Carlos Montes. Y si no lo hace, entonces que ninguno se vaya. ¿El resto de los chilenos? Solo espectadores de cómo una coalición aferrada al poder elude todas sus responsabilidades.

Y, por cierto, sin un líder que las haga cumplir. Chile tiene hoy a un Presidente sometido a las órdenes de partido. El Partido Comunista lo obliga a reemplazar a Patricio Fernández; Revolución Democrática le prohíbe sacar a Giorgio Jackson, y el Partido Socialista le impone mantener a Carlos Montes. Y el Presidente Boric, al menos hasta ahora, acata y obedece.

Ha quedado claro, también, cómo el principal agente de desinformación es el propio Gobierno, con explicaciones irrisorias como aquellas de que el Gobierno se enteró un día y La Moneda, otro. O la ministra Tohá pidiendo no adelantar juicios, porque capaz que la fundación cuestionada haya hecho el trabajo que le pagaron. En un par de días más la versión oficial será que quizás Democracia Viva cobró barato por su excelente pega.

Como si esto fuera poco, tuvo que salir un abogado (Luis Cordero) a hablar por el Presidente. El ministro de Justicia intentó argumentar que él solo había hecho una reconstrucción cronológica de los acontecimientos. Lo cierto es que todo Chile escuchó al Presidente decir que se enteró de los hechos antes que el escándalo estallara por la prensa. Difícil pega para cualquier abogado desmentir una confesión.

La ministra del Interior agregó una joya adicional a este festival de declaraciones: que los ministros Jackson y Montes “estaban siendo parte de la solución”. Es decir, Chile pasó de la autodonación de Giorgio Jackson a la autoinvestigación. En los dos ministerios cuestionados, son los mismos ministros bajo cuyas narices se generaron los problemas, los que están a cargo de aclarar lo ocurrido en sus carteras y de seguir gestionándolas.

No va a pasar nada. No se harán valer las responsabilidades políticas. El Gobierno decidió blindarse y aguantar. Gobiernan para su voto duro, ese que no les castiga la corrupción ni la mala gestión. Privilegiados. Nadie renuncia y a nadie lo echan. Están en el poder y decidieron disfrutarlo al máximo. ¿La pobreza?, ¿la desigualdad?, ¿los campamentos?: buenas consignas para alcanzar el poder y promover la violencia. Solo eso, por ahora.
(El Mercurio)

Fuente: https://www.nuevopoder.cl/blindarse-y-aguantar-marcela-cubillos/

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