Roberto García,
Psicólogo Investigador


El ingeniero social marxista, el psicólogo Kenneth Gergen, el padre del (de) Construccionismo Social, señaló con énfasis en sus científicamente, laxas obras, con claras ínfulas adoctrinadoras, que no existe absolutamente ningún apriorismo en el ser humano y la sociedad, que somos una tabula rasa, un papel en blanco, en resumen, que viene a ser impactada por lo de afuera. Es decir, somos absolutamente contexto-dependientes. Una alarmante y malintencionada postura acerca de la ontología del ser humano, asimismo una desvergonzada intrepidez, propia de una mente Marxista, pretender sólo por el hecho de pronunciarse desde pobres raciocinios, que el sujeto únicamente está determinado por su ambiente, y que todo lo demás que ha evidenciado la ciencia en estos siglos, cómo por ejemplo la genética, es sencillamente un delirio, que todo es remitido y explicable a través de social.   

Esto quiere decir e insinuar, de modo falaz, que la realidad que podamos concebir siempre es relativa, y que, por ende, no existe la verdad, que no hay una empiria objetiva medible, sino una combinatoria de discursos sociales arbitrarios (que ellos pretenden dominar e inseminar a gusto), que nos determinan, y que esta es la única verdad a la que podemos acceder como seres. Somos plastilina, o al menos, eso es lo que desean que creamos en todo orden de cosas sin cuestionar nada, ya sea en temas de género, aborto, etc. Buscan fagocitar la embustera mentira de que no existen las prácticas morales correctas ni la ética, que no hay ningún apriorismo que venga junto a nosotros, ni verdades universales, sino que todo es una construcción social. Todos los demás disparates ideológicos de su doctrina del engaño, provienen de estos esquizofrénicos delirios.  

Recuerdo aún, cuándo en mis años de academia, la mayoría de docentes de la universidad, intentaban adoctrinarnos con esta estupidez verborréica inviable científicamente con especial ahínco. Desde ese día, comencé a darme cuenta qué tipo de "personas" se acoplaban perfecto con esta cosmovisión postmodernista roñosa y añeja: Los comunistas fanáticos, los que cómo individuos sentían que eran poca cosa, y que, por consiguiente, anhelan con fervor total esconder su resentimiento y frustración personal en la horda, en la identidad grupal, ese Golem violento y libertino, sueño húmedo del Construccionismo Social de Gergen y meta absoluta de todo ideólogo post Marxista.

Toda esta visión colectivista deconstructiva, es lo que cautiva más a las mentes débiles, y desde esta porquería ideológica, se levantaron todo tipo de corrientes disciplinarias, obsesionadas con distribuir esta doctrina como dogma absoluto, y que seguir lo opuesto, era pecado. Es decir, siempre supieron que tarde o temprano, terminarían demonizando todo intento de hablar de la realidad empírica, utilizando la legendaria treta Reductio ad Hitlerum: Si no te unes, es porque apoyas al fascismo, entonces eres una especie de fanático de Hitler.

El señor Gergen, no es un ejemplo aislado de la puesta en escena de la Estrategia Gramsciana de Ingeniería Social, es decir, de buscar formas fracasadas y absolutamente carentes de rigor metodológico, de dominar la academia. Lo anterior, claramente, como método de adoctrinamiento, vendiendo ficciones de su doctrina totalitaria y fascista, camufladas fallidamente como ciencias sociales.

Es claro al poner en perspectiva a los ideólogos neo-marxistas, que el motivo esencial de su alergia sintomática e iracunda a la lógica, es que, esencialmente, sólo tienen mentiras de panfleto para dominar mentes débiles, el por qué detestan los reflejos de la inteligencia y los instrumentos del pensamiento crítico. Los números, el dato duro, la estadística inferencial, etc., sencillamente porque mientras más riguroso sea el instrumento para arrojar datos de la realidad, más deja en evidencia que ellos proponen teoremas que no tienen ningún tipo de validez ecológica, es decir, en la realidad jamás han sido aplicables sino como un total y absoluto desastre. Lo único que venden son emociones baratas que apelan al cautiverio de los perdedores que desean esconderse en tumultos e ideas, que les concedan la renuncia a su responsabilidad personal por sus padeceres tan irrefutables y abyectos.

Desde aquí también anclaron los postulados pseudocientíficos fundamentales de la ideología de género, y de la abolición de las bondades de seguir cierta honorabilidad intelectual y moral a la hora de esbozar lo Normal y lo Patológico, lo bueno y lo malo les parece todo relativo, asimismo tildan a todos los detractores de sus ideas como negacioncitas o fascistas, y al unísono su conveniente y arbitraria miopía, les impide tomar consciencia de que niegan hasta las más irrefutables, básicas y fundamentales leyes de la biología.

Todos estos “intelectualoides” que están detrás del golpe de estado blanco en nuestra patria, tales como Atria, Jadue, y su séquito heterogéneo de “capital político-intelectual”, creen que hacer ciencia o política es elegir palabras rimbombantes para encubrir que buscan, obsesivamente, que el ser humano renuncie a la esencia que lo hace elevarse sobre las bestias. Su única estrategia es repetir su mantra de mentiras, y ofrecerlo como solución a las miserias y bajas pasiones de las personas que han malogrado su vida, concesionar su odio, y prometerles que la repetición del mantra, junto a otra serie de conductas antisociales, les ofrecerán la salvación.

Después de muchísimos años del ejercicio de la psicoterapia a cientos personas de todo tipo de diversidad socio cultural, y de tener el privilegio de acceder a bases de datos factoriales con diversos vectores psicológicos, concluyo que como he querido compartir en este artículo, comparte ciertos rasgos, como resentimiento, odio a la realidad empírica y la lógica, que está a la base patognomónicamente, de todo tipo de conflictos psicológicos y bajezas morales, que amparan todo tipo de psicopatologías. Siempre se repiten los mismos, porque su ideología implica el engaño más grande que le han emponzoñado a las mentes perturbadas, es decir, han tomado ventaja de personas con el alma y la mente enferma, y se enorgullecen de poder ocasionar ataques, revueltas y sabotajes, utilizando dichos seres viviendo malestares en favor de sus negruzcas causas.

Reconozco, a no dudar estimados lectores, que estoy consciente de que efectivamente no estoy descubriendo la pólvora, la rueda o ni siquiera el fuego, sino intentando explicar, establecer uniones lógicas, para develar en qué consiste este tipo de basura ideológica posmoderna, y por qué debe ser extirpada de nuestros seres en absoluto y con máxima rigurosidad, asimismo e idealmente, consumir responsablemente con contenido multimedia, películas, series, que promuevan estas ideas mediante sus hipnóticos contenidos. Cuidemos nuestras mentes, y la de nuestros hijos.

Ser permisivos, hacer “vista gorda”, o rendirse ante la obligación de seguir a la masa zombificada de la moda de la idiotez, sobre todo en temas de responsabilidad parento-filial, es lo que nos trajo aquí: A un siniestro paraje q debemos utilizar como una retroalimentación letal de nuestros graves errores. Hay una intencionalidad a la que ninguna mente escapa que está enmarañada en nuestras escuelas, nuestras academias, la televisión, la industria musical, y la política, aun más, en los intelectuales a los que les confiamos nuestras mentes, que buscan dominarlas sembrando ponzoña en ellas. La mente debe cultivarse como un jardín, y cuidarse como un templo sagrado, y ello debe verse reflejado, sin excusas, en una honorable conducta cotidiana.  

La disciplina crea rituales, y los rituales crean sesgos que configuran nuestra realidad, desde lo micro a lo macro, nos debemos a nosotros mismos una disciplina sin excepción, como la que tienen los países desarrollados a los que tanto admiramos, pues su realidad, fue construida con la elevación de un estoicismo total como ingrediente para cada momento por momento que en sumatoria configura la vida, y por ende, nuestra realidad inmediata.

Haciendo un imperioso y honesto mea culpa, debemos reconocer como nación que empezamos a tomarnos a la ligera toda la porquería, por ejemplo, del MSM (mainstream media, o medios masivos de comunicación) que brota como pus promoviendo las trasnochadas ideas marxistas de la posmodernidad, con todos estos pseudo-intelectuales detrás tirando los hilos, curiosamente, todos con historias obscuras como la de Gramsci detrás de sus talones, es decir, de odio, resentimiento y envidia.

Esas cosas que empezamos gradualmente a considerar "normales" y no tan bizarras, que en esencia son un asco, y que paso a paso comenzaron a tomar más y más presencia dada nuestra pasividad, tienen la infección moral peor que nunca, y el reflejo es la sintomática situación país.

Si existe alguna esperanza para nuestro país, nuestras familias, nuestros hijos, nietos, bisnietos y así para adelante, es levantar una era de estoicismo total, de dietas y ayunos firmes, de la exclusión de la basura deshonorable, carente de bondad ni amor real por los valores que hacen de las naciones lugares saludables. Nos debemos eso, y a la luz de lo que estamos viviendo, podríamos decir que es muy urgente.

Todos tenemos que partir por sacar la basura, hasta la más olvidada y secreta, hasta la más compleja de remover, hasta esa incómoda de enfrentar y encarar honorablemente, nos debemos esa valentía, esa elevación esencial que levante un país reinventado para bien, no este caos. Nunca nos necesitamos, en nuestra mejor versión, más que ahora, en términos individuales, y también en colectivos, pues la propiedad emergente de esta honorabilidad absoluta, o al menos el esfuerzo de perseguirla sin descanso, es un país respetable, saludable y robusto. No hacer esta tarea, es lo que nos condenará a perpetuar e incrementar los acontecimientos que han golpeado tan bajo a nuestro país.

No tenemos sino el resultado de una masa crítica de abyección, una que no nos corresponde cambiar, pues es un absurdo pretenderlo con variables que no controlamos, cómo la gente indigna, pero sí, que podemos elevarnos una octava más alta nosotros mismos, ser un vector en vida. Más que nunca necesitamos ser un vector de lo alto, lo que estamos viendo en las marchas patrióticas es un gran símbolo de ello, de que el estoicismo anclado en los valores cristianos y patrióticos, esos que nos hacen poder levantar la cabeza bien en alto, frente al tirano, el farsante, el criminal, el mediocre. La mente desde lo alto, no olvida a quién es un símbolo viviente de lo alto, de sus sagradas reglas, y que defiende a brazo partido cosas tan sagradas como nuestros niños, y sus hijos, las generaciones que levantarán una patria firme y pétrea. Nos lo debemos, y podría salvarnos, pero este debe ser un esfuerzo masivo y consensuado por todos.

Sin excepción, quién ame este hermoso, especial, único y fértil tramo del planeta, llamado Chile, debe reconectarse con este llamado del alma patriótica, cristiana, valiente y estoica, y dejar ver este amor elevado en cada una de sus prácticas diarias, aún las familiares. La masa crítica elevada, es lo que pudo abolir, por ejemplo, a los asquerosos terroristas llamados ANTIFA en los países admirados, como Noruega. Se decidieron a ser más amantes de la patria que nunca, de sus valores, de su moral y su ética, sus costumbres, y vivirlas al máximo.  Lo mínimo que nos debemos como hermanos de patria, no es sino eso mismo y más. Hemos de elevarnos, porque un país desarrollado lo hacen sus personas en sumatoria, y desde ahí, nada puede fallar. Terminó el recreo llegó la hora de trabajar, de sacar la basura y a vivir en comunión más que nunca con lo que alguna vez elevó por sobre las dificultades de los tiranos nuestra patria.

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