14 de febrero de 2020

 

 

 

Tomas Bradanovic

Esto ya lo había publicado antes, pero igual, aquí va de nuevo


"En el curso de microeconomía que hice el año pasado, Javier Vasquez Cognet mostró un experimento muy interesante mostrando este efecto: tomaba a cinco hombres y cinco mujeres al azar de su clase y les repartía diez pequeños regalos, también a azar. Algunos regalos eran para mujeres como cosmeticos, otros para hombres, por ejemplo un cigarro puro y otros servían a ambos sexos, el profesor les pide entonces que valoricen en dólares lo que pagarían por ese regalo, luego sumó todas las valorizaciones.

Luego les da un par de minutos para que intercambien los regalos de acuerdo a sus preferencias y después de eso los valorizan de nuevo. Obviamente que la suma de valores después del intercambio es mucho mayor que antes, lo que muestra como y por que el comercio crea valor".

El solo intercambio es capaz de crear valor, y eso nos dice mucho sobre la naturaleza del valor y la riqueza. Hablamos acerca de pobreza o riqueza pero pocas veces pensamos en que consiste ser rico o pobre. Hasta los economistas clásicos se pensaba que la riqueza era la capacidad de acumular bienes materiales, Adam Smith la llamaba "afluencia", es decir un flujo de activos que llegaban a una persona con más rapidez de lo que se gastaban, si se iban acumulando la persona era rica.  hasta el día de hoy se piensa popularmente que la riqueza consiste en la acumulación de un stock de bienes materiales, por ejemplo dinero.

Esa idea se basaba en presumir que las cosas tenían un valor objetivo, independiente de la valoración que le dan las personas. Si ese fuera el caso, entonces las personas con mayor capacidad de pago acumulada (dinero, oro o lo que sea) eran objetivamente mas ricas. Pero el sencillo experimento de Vasquez-Cognet muestra que el valor objetivo de las mismas cosas materiales suman un valor distinto según como estén distribuidas.

La Teoría del Valor Objetivo (el valor-trabajo en la mayoría de los economistas clásicos) llevaba  estas contradicciones que no podían ser explicadas ¿como la misma cantidad de bienes puede sumar una riqueza total distinta? La solución a este problema apareció con el marginalismo que cambió la idea del valor de las cosas y redefinió la riqueza como la capacidad de satisfacer las necesidades de las personas, necesidades psicológicas y subjetivas de cada cual. Esa nueva definición resuelve las contradicciones y explica perfectamente el resultado del experimento de Vasquez-Cognet.

Muchos siglos atrás, en la época de los antiguos griegos, los filósofos cínicos, luego los estoicos ya se habían dado cuenta que existe esta relación estrecha entre riqueza y necesidades psicológicas. Habían notado que los más ricos no eran siempre los que tenían más medios de pago o más poder de compra, sino también alguien podía ser rico teniendo menos necesidades, una idea que el cínicos Diogenes y sus seguidores llevaron al extremo.

Adam Smith ya había tenido esa intuición, con la idea de la división del trabajo había llegado a la conclusión que los países ricos no eran solo los que acumulaban más oro o bienes materiales, sino los que tenían mayor capacidad para satisfacer necesidades y por eso decía que las civilizaciones dedicadas al comercio eran por lo general más prósperas y pacíficas, porque para comerciar se necesita estar en paz.

Así, hubo civilizaciones que prosperaron mucho con el comercio, como los fenicios, mientras otras prosperaron en base a la conquista y explotación de sus vecinos como los romanos, dos maneras distintas de llegar a lo mismo, la satisfacción de las necesidades.

Un ejemplo muy bonito fue el de los tres últimos reyes de Francia: Luis XIV (el Rey Sol), Luis XV y Luis XVI. Durante sus reinados se posicionó la idea del mercantilismo, que decía que la riqueza material consistía en la acumulación de medios de pago: recibir más de lo que se gastaba. Miro ingenuamente esto parece lógico: es más rico el que tiene más dinero y más lujos materiales, especialmente esto último, porque el dinero acumulado no puede ostentarse como los lujos. Entonces construyeron Versalles y otros palacios que eran maravillas de ostentación en el mundo.  El frenesí por ostentar y gastar la riqueza en monumentos al ego los llevó a la ruina y terminó con la miserable Revolución Francesa.

La satisfacción de necesidades -es decir la riqueza- es siempre subjetiva. Para un hombre una caja de cosméticos o una cartera normalmente valen menos que para una mujer, lo mismo que una crema de afeitar valdrá menos para una mujer que para un hombre. Y si pueden intercambiar, la suma de ambos valores será mayor. Las necesidades no son iguales para todos, algunos necesitarán un Rolls Royce y estarán dispuestos a matarse trabajando hasta conseguirlo, mientras otros necesitarán mucho tiempo libre y arracarán del trabajo como si fuera el diablo. La riqueza y la pobreza serán siempe relativas a los deseos y necesidades de las personas.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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