Marzo 7, 2020

VOXPRESS.CL
Blog de Raúl Pizarro Rivera 

 


Al dar rienda suelta a sus respectivas campañas sobre el plebiscito constitucional, los partidos dejaron al descubierto sus reales intenciones, específicamente los que promueven una nueva Carta Magna hecha por el pueblo”. Es el caso del PS, cuyo símbolo para la votación del 26 de abril es el color blanco. La razón: interpreta una hoja sin escribir. La centroizquierda, el extremismo, la DC y EVOPOLI  quieren “todo de nuevo”, esto es, empezar de cero, como si nunca antes el país hubiese tenido una Constitución, y que sea, según ellos, el reflejo de la “voz de la gente”.

Con la tendenciosa finalidad de acentuar en el consciente colectivo la necesidad de borrar la actual en su totalidad por haber sido concebida por el régimen militar,  la centroizquierda y EVOPOLI pregonan por esta ‘hoja en blanco’, porque de la  vigente nada vale ni sirve. Al asumir esta intransigente postura populista y engañosa, no reparan en que ellos mismos, hace 15 años,  aportaron su apoyo, votos y presencia cuando Ricardo Lagos, un viejo y acendrado socialista, firmó y publicó el 2005 su propia Constitución, reformando la de 1980.

Mienten, y descaradamente, al instar a “su pueblo” a modificar no la Constitución de “la dictadura”, sino la que lleva la impronta de un Presidente de izquierda.

Ícono de este hipócrita  engatusamiento es el PS, el propiciador de la ‘hoja en blanco’. Su presidente Álvaro Elizalde, senador de casualidad por Maule y as del tráfico de influencias, fue entrevistado (26 de febrero) en un programa de señal por cable de TVN, y consultado acaso algo servía mantener de la Constitución actual, respondió que “sí, la separación de Poderes y el Estado laico”.

“¿Y la propiedad privada?” le preguntaron: “sí, pero con función social”… (Por ignorancia o por complicidad ideológica, no se le solicitó aclarar el concepto).

La función social de la propiedad es un concepto que “regula” la propiedad privada, y se funda en el articulado (N° 21) de la Convención Interamericana de Derechos Humanos, la que  establece que “toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes, pero el Estado puede subordinar ese uso y goce al interés social”.

En Argentina, el peronismo la incluyó en su Constitución en 1949, la eliminó el régimen militar y la reincorporó el kirchnerismo socialista.

El objetivo de la función social es que,  a través de la propiedad, se pretende alcanzar un uso efectivo y responsable del suelo, es decir, “armonizar la propiedad privada con el interés social”. Esto, en la práctica, implica otorgarle al Estado herramientas para “regular el derecho a la propiedad privada, y para que el acceso al suelo no esté determinado únicamente por el mercado inmobiliario”.

Según la norma que quiere replicar el PS en una eventual futura nueva Constitución, el objetivo es “imitar la especulación inmobiliaria e incorporar terreno vacante al mercado”. Esto significa “promover ya sea el alquiler o la venta de viviendas vacías, con un impuesto que regule estas prácticas, y el uso de terrenos o lotes que se encuentran ubicados en lugares con acceso a la infraestructura urbana”.

Estas medidas no sólo apuntan a “aumentar la cantidad de espacios disponibles” sino, también, a “disminuir los precios de los alquileres y las ventas del mercado inmobiliario“. Los denominados “espacios disponibles” los puso en práctica la dictadura chavista en Venezuela, al disponer la ocupación por parte de los sin casa de aquellas viviendas particulares que tuvieran habitaciones de más respecto a su número de habitantes.

Atribuyéndose una supuesta representación de la ciudadanía –con apenas 7 mil militantes-, el socialismo proyecta llenar la hoja en blanco de la eventual nueva Constitución con abusos como el descrito. La propiedad privada pero con función social, como lo reveló la primicia del senador Elizalde, no es más que una violación a un derecho antiguo y natural,  y  afianzado en la sociedad chilena. Es la meta soñada de todas las escalas  poblacionales, y no sólo de los ricos, como mal lo presume el PS. Lo proyectado es un inadmisible atropello a la independencia de decisión de las personas y constituye el fin del  libre mercado. Con esta idea socialista de “regulación”, lo que se pretende es intervenirlo y aniquilarlo.

La centroizquierda denuncia como “campaña del terror” la campaña de la UDI y gran parte de RN de invitar al Rechazo en el plebiscito del 26 de abril, como si su anunciada hoja en blanco no fuese una disfrazada trampa para que sean los propios ciudadanos quienes pavimenten su camino hacia el estatismo totalitario. Una prueba, y contundente de ello, es lo anunciado por el titular del PS. Se hace urgente que en las propagandas de cada cual, en este caso en las de la centroizquierda, se especifique detalladamente qué pretenden incluir en una posible nueva Constitución. Excepto por este lapsus de Elizalde en TV, nadie hubiera imaginado este botón de muestra, el que atenta severamente contra la propiedad privada de los chilenos.

El PS les anuncia que tienen en peligro su esfuerzo de toda una vida.

Fuente: https://www.voxpress.cl/single-post/2020/03/07/Esta-semana-UNA-NUEVA-CONSTITUCI%C3%93N-SER%C3%81-EL-FIN-DE-LA-PROPIEDAD-PRIVADA

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