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 24 de enero de 2020

 

 

 

 

Tomas Bradanovic


 

La "sociedad de derechos" se convirtió en un lugar común en Chile a partir del segundo gobierno de Bachelet, pero se venía trabajando en eso desde el período anterior, con Sebastian Piñera, que ha mostrado una capacidad impresionante para tomar lo peor de sus adversarios políticos y tratar de implementarlo el mismo, con lo que -en su imaginación- se cubriría de gloria.

Se trata de una interpretación, bien superficial, de las ideas de John Rawls que fueron tomadas por algunos intelectuales chilenos de segunda o tercera fila después de obtener su postgrado gracias a la "Beca Pinochet" que disfrutaron los hijos de exiliados. Como siempre se cumplió el dicho de "nunca segundas partes fueron buenas" y así lo han demostrado los hijos de Valdés, Lagos, Pacheco, Landarretche, Velasco, Letelier, Bachelet, Joignant y tantos otros que llegaron a darnos lecciones sobre "en qué se habían equivocado los Chicago Boys" tras el desembarco de los políticos en 1990. Una verdadera plaga que nos azota desde entonces.

Y en torno a ellos, que llegaron enarbolando la antorcha de la ilustración con el apellido como estandarte, empezaron a aparecer los peces piloto, de la segunda fila, que sin tener apellidos ni fama se las arreglaron para ubicarse como conseglieri en un confortable segundo plano (segundo piso a veces) nadando entre los dientes de los tiburones, alimentados con los restos de comida que ellos se encargaban de limpiar.

Fernando Atria es uno de esos peces piloto, con mucha ambición pero sin condiciones para la política, ha dedicado su vida a vulgarizar para el populacho "el velo de la ignorancia", "la cancha pareja", "la sociedad de derechos" y otras ideas que estuvieron muy de moda en el siglo pasado, cuando la social democracia todavía respiraba más o menos normalmente.

A veces ideas complicadas se pueden explicar de manera simple, otras veces no. Las ideas de Rawls son artificiosas y muy complicadas de entender, cuando se vulgarizan, como lo ha hecho Atria, lo que en realidad se hace es cambiar las ideas por una lista de lugares comunes absurdos, que pueden ser digeridos con facilidad por los tontos e ignorantes.

La "sociedad de derechos" de Atria es justamente eso, una vulgarización de Rawls quien, mediante un proceso muy artificioso, trata de justificar el colectivismo desde los principios liberales, como en el newspeak de Orwell "lo colectivo es liberal", "la guerra es paz" etc. Pero esos razonamientos no sirven para la gente común, que necesita ideas claras y convincentes ¿y qué más convincente que explotarles el resentimiento? Cualquiera se convence cuando le dicen que él no es culpable de sus desgracias sino alguien miserable, que abusa de él ¿y quién podría ser ese miserable? La sociedad pues, la malvada sociedad. Todos los libros y artículos que ha escrito Atria en estos años -y que repiten sus acólitos- se pueden resumir en las pocas líneas de este twitt:



Así es como la elaborada pirueta intelectual de Rawls, de un libro de varios cientos de páginas se reduce a la existencia de un supuesto villano llamado sociedad, que se niega a "garantizar las necesidades de la Pirámide de Maslow" (del escalón más bajo, se entiende). Ahora cualquiera lo puede entender y repetir furiosos "nos están cagando" y que la solución es implementar "la sociedad de derechos"

La verdad es que Rawls nunca fue tan estúpido, yo leí la Teoría de la Justicia con cierta atención -la que me permitió su pesado estilo- y me parece que sacar esa idea de una "sociedad de derechos" es una falsificación burda de ideas que, por lo demás, no son nada de otro mundo. Una cuchufleta bien básica para tomarse el estado y conseguir más control y poder político sobre la gente a cambio de una falsa promesa. 

Porque ni la buena salud, la educación, los problemas de la vejez ni menos la alimentación pueden ser derechos garantizados. Esas son todas trampas retóricas, sofismas que cambian el significado de las palabras.

Por ejemplo el "derecho a la salud" obviamente no puede garantizarse, porque hasta los ultra billonarios se enferman y se mueren, el real significado de esa frase es "derecho a prestaciones médicas ilimitadas pagadas por el estado", en todos los lugares que se ha intentado implementar tal cosa ya sabemos lo que pasa: Cuba o Venezuela deben ser los peores lugares del mundo donde enfermarse.

Lo mismo con todo lo demás "derechos": educación, problemas de la vejez, alimentación o lo que sea tienen un significado muy distinto a la poesía con que se presentan, porque en el fondo son pretextos para (i) apropiarse del poder político y (ii) aumentar su poder a costa de las personas. Los llamados "derechos sociales" son una estafa, donde una casta hereditaria y mafiosa -los políticos- busca agrandar más y más el estado a costa de arrebatar la plata a la gente. Es su manera de perpetuarse, por eso casi todo político, del color que sea, promoverá esta retórica de los derechos sociales, ellos son los únicos que ganan con esto.

Nadie tiene derecho a la buena salud, a la buena educación, a una buena vejez o buena alimentación y ningún gobierno en el mundo ha sido capaz de "garantizar" esos derechos, la verdad es que todos los países que cacarean y ostentan esos derechos en su constitución son justamente los que tienen la peor salud, la peor educación, la peor vejez y la peor alimentación en todo el mundo, para donde uno mire esas "constituciones de derechos" las tienen los peores países del mundo, donde impera la dictadura, ruina y salvajismo. No es casualidad, es una relación de causa-efecto sumamente clara

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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