La celebración del Día del Trono de 2019 de este año, conmemora el 20 aniversario de la entronización del Rey Mohammed VI de Marruecos, marca un momento histórico para reflexionar sobre el proceso de desarrollo total lanzado bajo el ímpetu del soberano.


La Fiesta del Trono interviene este año en un momento de maduración del proceso virtuoso de desarrollo constitucional, político y económico, concebido por el Rey Mohammed VI, que ha favorecido la instauración de una sociedad moderna y democrática en el país.

Las reformas lanzadas han logrado el apoyo de la clase política y de la sociedad civil, quienes han visto un proceso que fortalece la marcha decidida del país hacia el progreso y dedica su estado excepcional a su entorno regional y continental.

Si el proceso de democratización comenzó a principios de la década de 1990, Marruecos ha optado durante años por romper con las violaciones cometidas en el pasado, gracias a la firme voluntad política del Rey Mohammed VI ya las acciones de los activistas de derechos humanos. Cuando el soberano estableció la Instancia de Equidad y Reconciliación. El objetivo de dicha instancia fue reconciliar a los marroquíes con su historia. También se resalta la reforma del código de familia, que fue uno de los mayores proyectos iniciados por el Rey en octubre de 2004, después de un debate social que duró más de cuatro años, la cual constituye un paso significativo en materia de la lucha por la igualdad de género, situando a Marruecos en la vanguardia del mundo árabe-musulmán en el ámbito de los derechos de las mujeres. El nuevo código de familia ha mejorado significativamente las condiciones de vida de las mujeres en Marruecos.

Mohammed VI ha convertido la pobreza en una de las principales preocupaciones de su reinado, al lanzar la Iniciativa Nacional para el Desarrollo Humano (INDH) el 18 de mayo de 2005. El objetivo de la INDH es mejorar los parámetros del índice de desarrollo humano, a saber, esperanza de vida, nivel de educación y nivel de vida. La iniciativa movilizó fondos significativos, que contribuyeron activamente a ello. Por ejemplo, solo para el período 2011-2014, el INDH ha permitido la realización de más de 18.600 proyectos que benefician a 4 millones de personas, por un total de 14 mil millones de dírhams.

El 20 de febrero de 2011, en medio de la primavera árabe, se lleva a cabo la primera manifestación que exige iniciar una reforma institucional profunda. La reacción del soberano ha sido preventiva.

Para ello, nombró una comisión para redactar la nueva ley fundamental. El 1 de julio del mismo año, se someterá a un referéndum, y fue apoyada y adoptada por el pueblo marroquí.

La nueva Constitución reequilibra parcialmente los poderes, aclara y clarifica una serie de principios y, lo más importante, consagra los derechos humanos y libertades de expresión, el reforzamiento del poder ejecutivo, la independencia de la justicia y la preservación del carácter plural de la identidad marroquí. Esta reforma es percibida por la mayoría de la clase política como una nueva etapa en el proceso de completar la construcción del Estado de derecho.

En el escenario internacional, Marruecos ha adoptado una política exterior proactiva y exitosa. Las dos décadas del reinado del Rey Mohammed VI han revelado importantes logros en materia de diplomacia que ha registrado grandes avances y éxitos, capitalizando la credibilidad del Reino en la escena regional e internacional.

Además de consolidar sus relaciones con sus socios tradicionales y geográficamente cercanos, Marruecos, bajo el liderazgo del Rey Mohammed VI, ha desarrollado una cooperación sur-sur solidaria con los países africanos (más allá de África occidental) y latinoamericanos. El retorno de Marruecos a las instituciones de la Unión Africana, en 2017, ha culminado en los logros de la diplomacia marroquí para reafirmar la dimensión africana del Reino que se posiciona actualmente como el primer inversionista en África del Oeste y el segundo en todo el continente.

En una región bien dotada de recursos naturales, Marruecos es una excepción. Por lo tanto, el monarca ha apostado por una producción nacional de energía renovable. Además de las centrales hidroeléctricas y eólicas existentes, la energía solar se convertirá en la principal energía renovable en Marruecos gracias a los proyectos de estaciones solares, donde la estación Noor, ya está operativa. El objetivo de esta política es cubrir, para 2030, el 52% de las necesidades energéticas del Reino.

Desde su adhesión al trono en julio de 1999, el Soberano ha elaborado una visión que se ha aplicado a su implementación, movilizando todos los medios, financieros, administrativos, técnicos, humanos, con el objetivo no solo de mejorar las instalaciones nacionales, regionales o incluso locales, si no más para sentar las bases de un desarrollo sectorial diversificado integrado y sostenible (agricultura, turismo, industria, energía renovable, logística, etc.).

Desde hace veinte años, Marruecos experimenta un auge infraestructural multifacético que involucra a todos los sectores y regiones al mismo tiempo. La voluntad real es ciertamente el hilo conductor y movilizador: los años de reinado del Rey Mohammed VI vieron el despliegue de una importante red de infraestructuras. Marruecos cuenta actualmente con una red ferroviaria moderna de 2200 km y casi 2000 km de autovías, una plataforma aeroportuaria muy avanzada, el primer tren de alta velocidad en África y el puerto internacional Tánger MED, considerado como el mayor centro logístico en África y el Mediterráneo, conectado a más de 186 puertos y 77 países.

A pesar de los retos que tiene por delante, una mirada objetiva al país de las últimas dos décadas del reinado de Mohamed VIdeja un balance muy positivo. Marruecos tiene importantes activos para explotar y está hoy inmerso en las cadenas de valor global del S.XXI, por lo que tiene ante sí un brillante futuro.

Escrito por Roberto León Ramírez, ex Diputado.

 

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