Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Estructuras casi envasadas conforman la performance de estos debates, pero pareciera ser que los criterios comunicacionales que imponen las normas para ello, hacen que se ajusten a dichas líneas con más o menos variaciones.

Sin duda que las variaciones y los tonos los pusieron los participantes, en este caso los cinco aspirantes al Sillón de O’Higgins.

Partamos primero por la presencia corporal, muy relevante como imagen en el manejo comunicacional.

Destaco a José Antonio Kast, impecable, en actitud presidencial. Su camisa blanca y su traje oscuro resaltado por una corbata roja. Esto ya hizo la diferencia aunque le habría puesto una camisa blanca sin botones en el cuello para marcar aún más firme la imagen de un señor con apostura presidencial. En fin, despreocupación de sus asesores, que es una de sus debilidades.

Sebastián Sichel por su parte, un gordo buena onda carente de toda rigurosidad escénica. No luce como presidenciable, y si a ello agregamos la moda populachera de los tatuajes quedamos muy por debajo de Jamaica. Quizás su paso por tantas tiendas distintas no le permitió escoger un modelo acorde con las circunstancias.

La Sra. Provoste, con cara de puñete, puso la nota alta con sus destemples y definitivamente la moda ni siquiera le hace un guiño, aunque sea engañador.

El niño símbolo, Gabriel Boric, sin duda pidió prestada la chaquetilla para la ocasión y siempre aparecerá con cara de trasnochado, producto de los insomnios que al parecer padece. Su gestualidad, retratada por el movimiento de las manos da una idea del desorden intelectual que padece y de su esmerado intento de convertirse en el Allende del siglo XXI.

La nota cómica, sin duda, la puso el señor Artés al que le da lo mismo donde esté. Él enciende el gramófono y repite y repite como mantra las consabidas letanías contra la sociedad.

Vamos ahora al contenido. Si los estuches fueron desaliñados, el contenido no lo fue menos.

Boric, un joven que duerme en la cuna del comunismo que lo apaña, sueña infantilmente con la refundación y la relativización de todo cuanto circunda la vida humana. No existe ni alma ni espíritu en su discurso. Solo ideas agarradas del carro del posmodernismo deconstructivista, apoyadas sin duda por el liberalismo de izquierda. Un discurso rupturista que encaja en la “juventud inacabada” como aquellas obras inconclusas que terminan en los sótanos o simplemente se botan al basurero, salvo que sean comenzadas por un genio cosa que no es el caso. Estos inacabados, que tanto daño han causado al país y a su gente son los responsables, -no olvidar por favor- del estallido delictual, promovido desde sus cortos años de estudiante hasta su fallido intento por ser abogado, por el hoy candidato del comunismo a la presidencia de Chile. Pidió disculpas ante la interpelación de Kast por sus vínculos con el terrorismo y su apología al crimen de los oponentes, tratando de lavar su imagen. Pero claro, los hombres son esclavos de sus actos y de sus palabras y con mayor razón un político. No se borra con el codo lo que se escribe con la mano señor Boric. En resumen, nada nuevo en su formato inmaduro que de aquí a noviembre ni envolviéndolo como las paltas logrará una madurez estable.

La Sra. Provoste qué decir, por Dios que difícil; su razonamiento es sin lógica argumentativa. No piensa en lo que está hablando. Por tanto se pierde y confunde conceptos y lo que es peor, ni siquiera maneja cifras que den sustento a sus palabras. Creo que después de esta presentación la DC debe estar metida en un cacho y tapada con otro. Con mucho que no le tenga ninguna simpatía política a la DC, mostraron la peor carta que pudieron encontrar, las hay mejores sin duda, pero la idea era no opacar a Carmencita y esta venía de lujo.

De Artés ya dije lo único que se puede decir: un viejito que saborea los amargos resabios del estalinismo con una mezcla de patriotismo entendido a su pinta, pero que pone la nota cómica en debates con poca enjundia

Sebastián Sichel, el representante del Piñerismo y continuismo, con su discurso tecnócrata con elementos claros en términos económicos y de un liberalismo a ultranza. Choca su estilo con lo que es el Alma Nacional: una nación amante de la familia, el orden, los símbolos patrios. No puede ser presidente un hombre desarraigado de la identidad de Ser chileno.

José Antonio Kast sin duda el ganador, objetivamente hablando. Demostró en primer lugar sinceridad. Valiosa condición en un político que desea conquistar para su pueblo la fe pública. Su discurso, coherente en las tareas inmediatas para recuperar Chile. Hay claridad en los problemas sociales y plantea soluciones creíbles y posibles. Afirmando que serán días difíciles los que pasará Chile y donde se requerirá autoridad y respeto para avanzar en la consecución del bien común nacional, demostró tener altura de Estadista.

También su respeto irrestricto al Estado de Derecho, al cumplimiento de la ley y sobre todo el devolver a las instituciones la dignidad que se merecen. En fin, para los momentos presentes estuvo bien.

En mi opinión, en todos echo de menos políticas de estado de largo plazo, la construcción de un Estado- Nación que forje y fortalezca la identidad nacional.

Esto ojalá lo tome como sugerencia Kast; es el único que lo puede entender.

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