Gonzalo Ibáñez Santamaría


Nuevamente la parte alta de Valparaíso se ha visto afectada por un terrible incendio que, en definitiva, ha destruido ya más de 250 viviendas y ha consumido centenares de hectáreas de bosque tanto nativo como de pinos y eucaliptos. Como bien se sabe, esas viviendas están hechas de material ligero, ubicadas en quebradas de muy difícil acceso y muchas veces carecen de los servicios más básicos.

Según los entendidos, todo apunta que este incendio tuvo claramente un origen intencional. Todos esperamos que los responsables sean prontamente identificados y capturados. Pero, la pregunta que también todos hacemos es la de por qué están esas viviendas en lugares que incitan al incendio y a que este sea incontrolable. Fue una pregunta, por lo demás, que se formuló con ocasión de otro incendio terrible que se produjo en lugares similares hace ya cinco años. Pregunta tanto más pertinente cuanto que todo el plano tradicional de la ciudad está prácticamente vacío. Sus moradores lo han abandonado porque las viviendas de ese sector tampoco dan seguridades mínimas y son de una vetustez que las hace inhabitables. Es decir, Valparaíso tiene espacio sobrado para que la población crezca hacia el centro y deje de habitar en esa periferia tan peligrosa.

Pero, todos los esfuerzos por provocar una utilización racional del espacio céntrico se han encontrado desde hace mucho tiempo con una resistencia enconada de sectores que, bajo el pretexto de defender el carácter patrimonial de la ciudad, se han opuesto a cualquier cambio. Y, se han encontrado con sucesivas administraciones municipales incapaces de entender el problema y que han permanecido mano sobre mano mientras se incubaba esta peligrosa situación. Tan inútiles fueron que, en la última elección, los partidos tradicionales casi desaparecieron del mapa electoral. La ciudadanía se inclinó por la opción de juventud y modernidad que ofrecía Jorge Sharp del Frente Amplio. El remedio salió peor que la enfermedad.

Lo que en anteriores alcaldes era flojera y falta de visión, en este es una completa sumisión a la ideología que le impera oponerse a cualquier iniciativa que provenga del sector privado. Así, por ejemplo, se opuso a la renovación urbana del sector San Roque, uno de los más afectados con este incendio; se opuso a la construcción de un moderno centro comercial en el Barón y también a la construcción de un nuevo terminal portuario. Eran proyectos que, de haberse realizado, hubieran cambiado la fisonomía de la ciudad y, sin embargo, fueron obstaculizados hasta hacerlos claudicar.

Hoy sufrimos las consecuencias: una ciudad cuyos edificios y viviendas literalmente se pudren, donde la cesantía es cada vez mayor, y donde las condiciones de vida de grandes grupos son cada vez más precarias. Pero, la ciudad no se amilana. Por eso mismo no puede dejar de hacerse la denuncia de este mal gobierno comunal como condición básica para encontrar para Valparaíso un camino de efectiva superación de la crisis que lo afecta.

Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/posts/2521506894729890?__tn__=K-R

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