Cristián Labbé Galilea



La tragedia del Hércules C-130 en el Mar de Drake, que enluta al país entero, así como la aprobación de la acusación constitucional en contra del exministro Chadwick, han tejido un “manto de distracción” sobre lo que está sucediendo en nuestra convulsa realidad política, como por ejemplo: la “Consulta Ciudadana Municipal”, de la que pocos tienen claros sus propósitos y menos sus efectos.

Es preciso, eso sí, establecer que el tejido, con sus hilos y fibras que trenzan este “manto distractivo”, es muy distinto en uno y otro caso, aun cuando ambos guardan relación con el servicio público. Por un lado, tenemos a militares que han entregado sus vidas honrando el sagrado deber de servir a la comunidad en forma silente y magnánima, y por el otro tenemos lo contrario, un Ministro al que se le imputa y acusa de haber incumplido sus deberes.

Mientras los primeros han emprendido su “último vuelo”, el exministro es presa de la misma red de deslealtad que él tejió con sus “volátiles” convicciones.

No pocos contertulios me han señalado que: “al reclamar absoluta inocencia, persecución política, acusación infundada, falta de pruebas y otras tantas injusticias, no se le debiera olvidar a Chadwick que lo que él exige ahora con tanta fuerza y convicción, son las mismas inequidades que, durante la campaña presidencial, se comprometió con los militares a corregir si ganaban el gobierno, y que luego terminó siendo un… si te he visto no me acuerdo”.

Pero no nos distraigamos… focalicémonos en el “guirigay político” que está en su máximo apogeo.

Es así como, entre gallos y medianoche, aparece esta consulta de la que pocos están enterados, de la cual se sabe casi nada y, de lo que se mal sabe, arrecian las dudas: ¿es legal o no?... ¿quiénes votan?... ¿dónde se vota?... ¿cuántos votos 1, 2 ó 3?, y la duda más recurrente, “¿votar o no votar?” (esa es la cuestión).

Con todo, hay algo cierto: la consulta traerá infaustas consecuencias para la paz social y, por supuesto, no habrá ninguna solución a los problemas que la ciudadanía reclama como urgentes.

¿Existe alguna duda de que, apenas se conozcan los resultados, los políticos se darán un festín interpretando sus alcances?… “Todos habrán ganado” y “Moyita” (el ciudadano común y corriente) seguirá esperando.

Por lo mismo, resulta inexplicable que, con todo lo que ha pasado, con todo lo que se nos viene por delante, en lo económico y ni qué decir en lo social, los políticos sigan nutriendo este “guirigay” de palabrería y confusión, donde todos hablan y hablan, y nadie escucha a nadie.

Es lamentable comprobar cómo el gobierno sigue adentrándose en este laberinto político del cual pareciera que no puede salir, y la explicación es obvia: ha perdido el hilo conductor que, como el Hilo de Ariadna*, debería mostrarle como salir de este laberinto pero, qué terrible… ¡no atina! (*Hilo que le permitió a Teseo salir del Laberinto del Minotauro… en la mitología griega).

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