Cristián Labbé Galilea


El déficit atencional ha sido una constante, no sólo en la educación, sino también en política… especialmente en estos tiempos en que las redes sociales y los medios de comunicación bombardean a la opinión pública con temas accesorios y ruidosos, en desmedro de lo importante.

Si para un patriota es reprochable que el Presidente asista a una cumbre mundial sin corbata, que pose en el suelo de una librería, o que le entregue una medalla a un juez prevaricador, debiera ser alarmante e incalificable que las autoridades hayan decidido no regresar la estatua del General Baquedano (y el monumento al soldado desconocido) al lugar de donde nunca debieron haber salido.

Si lo primero resulta reprochable (dado que un Presidente, como mandatario, debe: actuar en representación de toda la nación, no al servicio de ideologías partidistas; cumplir los protocolos que su cargo le impone, y; seguir los ritos convenidos por la comunidad internacional), lo segundo resulta inaceptable, pues es absurdo querer transformar el hito urbano más importante de la capital en un “espacio de memoria” para la violencia octubrista…

No es posible que, so pretexto de reformulación urbana, se pretenda validar una iniciativa que busque “hacer memoria” de la anarquía y la trasgresión que en ese lugar se vivió, de cómo se mancilló a un héroe nacional y se ultrajó al soldado desconocido, se agraviaron los símbolos patrios, se quemaron iglesias, se saqueó al comercio… para qué seguir.

Lo hechos acaecidos en aquellos aciagos días, más que memoria, requieren el repudio de todos, y la reacción severa y decidida de la sociedad política, nacional, regional y comunal, porque tienen la obligación de representar el sentimiento ciudadano de paz y concordia impidiendo, en toda circunstancia, la instalación de un nuevo memorial al odio y la división.

La idea de un reordenamiento urbano de ese sector viene desde hace muchos años. Proyectos ha habido varios, de eso puede dar fe esta pluma. En todos ellos, las variables urbanísticas fueron las mismas: unidad de los parques, respeto al hito capitalino y a la arquitectura patrimonial (edificios Turri), fluidez del tránsito… pero en ninguno se contemplaba el retiro del monumento al general Baquedano.

Por lo mismo, se deduce que se está instrumentalizando un proyecto antiguo para instalar un referente político – urbanístico nuevo (en pocas palabras, un memorial) y, de paso, para eliminar el reconocimiento que la historia tributa a un héroe al que el país tanto le debe. La comuna donde radica este proyecto no sólo debe oponerse al memorial octubrista sino debe demandar el regreso inmediato de Baquedano.

Por último, esta pluma estima, con absoluta convicción, que el no restablecimiento del monumento al General Baquedano y al Soldado desconocido constituye una afrenta a la historia y a la identidad nacional, que obliga a la autoridad comunal y los partidos políticos a demandar al Presidente de la República que se comprometa a restablecer el citado monumento, sin perjuicio que, mientras ello no ocurra, los verdaderos patriotas hagan de esta… una causa patriótica y nacional.

.