Cristián Labbé Galilea


Se asoma marzo. Las cuentas, patentes, colegios, impuestos y demases… que usualmente han sido un dolor de cabeza, están al fondo del “saco de las preocupaciones”, que hoy se concentran en la contingencia: la violencia que no cesa; la inseguridad que horroriza; las visiones políticas por día más intolerantes; las “funas” de las que no se escapa nadie… Suma y sigue. ¡Todo se ve negativo!

Además, la desazón nos golpea cuando vemos a “insignes” personajes (empresarios, políticos, alcaldes, religiosos, periodistas…) presumiblemente inteligentes, diciendo sandeces y blasfemando del régimen constitucional que les permitió alcanzar las posiciones de privilegio que hoy exhiben.

Sin embargo, algo me dice que no todo está perdido, como algunos agoreros creen, porque cada vez compruebo que existen muchas posibilidades de que prime la cordura, la sensatez y de que se imponga el sentido común, la consecuencia y el sano juicio.

A lo largo de estos días y después de conversar con gente que, en su aparente sencillez esconden una rica sabiduría popular y una tremenda sensatez, noto que son muchos los que, al margen de cualquier consideración política o ideológica, están decididos a actuar conforme los dictados de su conciencia, es decir: en forma consecuente.

Ellos saben que lo que han logrado es el resultado de una vida de sacrificio y esfuerzo.

Ellos saben que educaron a sus hijos, muchos de ellos primera generación de profesionales, con las actuales circunstancias.

Ellos saben que el sistema político, económico y social vigente, les permitió comprarse “la casita, el plasma, el autito y pegarse un viajecito…”.

Mis incrédulos lectores pensarán que me refiero a los “adultos emergentes”, esos en que prima la “visión de lo logrado” y, se preguntarán ¿qué pasa con los jóvenes…? La respuesta es la misma, aunque ellos no lo expresen a viva voz: los jóvenes saben que su tiempo es el futuro… por lo tanto, les preocupa lo que pase de aquí en adelante.

Ellos saben que el desorden y la anarquía no les permitirá alcanzar las metas que se han propuesto, y les hará difícil realizar sus sueños… Ellos están conscientes que es su futuro el que está siendo hipotecado.

Ellos saben, porque lo han visto en sus padres, que sólo el esfuerzo personal trae bienestar y que nadie les va a regalar nada… por nada.

Ellos saben que a los políticos les interesa la juventud en las elecciones y después… “si te he visto no me acuerdo”.

Ejemplos hay muchos, por lo que no debemos amilanarnos, debemos pensar y actuar en “modo positivo” y lograr que: “el hombre sencillo, simple, común y corriente”, se convenza que sólo “su consecuencia” lo va a salvar de un incierto futuro…

Es el momento para que quienes queremos seguir siendo libres… volemos alto; quien se “agusane” y se deje arrastrar al “lodo de la bajeza”, allá él, que no se queje… si después lo pisotean, lo humillan o lo someten.

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